Todos hemos visto alguna vez una hilera de vehículos estacionados en la calle con el cartel de “Me venden” y un número de teléfono. Generalmente se suelen colocar en zonas de importante afluencia de público, cerca de centros comerciales o junto a bares con mucho movimiento. Intentan dar la apariencia de pertenecer a particulares, pero realmente forman parte de una red de venta ilegal de automóviles. La Asociación Nacional de Comerciantes de Vehículos estima que una gran parte de los coches que utilizan la calle como escaparate gratuito son propiedad de empresarios que optan por situarse fuera de la ley para realizar sus transacciones.
Vender coches de segunda mano en la calle
Lo primero que hay que remarcar es que, aunque no existe una norma de aplicación estatal, en muchos ayuntamientos se prohíbe realizar este tipo de ventas en la vía pública. Es lo que sucede en ciudades como Madrid, Valencia, Barcelona, Alicante, Badajoz o Albacete, que prohíben taxativamente ese tipo de prácticas. Pero en las localidades donde no hay regulación, se puede considerar que la venta callejera de vehículos es una variante de venta ambulante ilegal (cada ayuntamiento reglamenta la venta ambulante en unos determinados espacios públicos acotados, mediante autorización administrativa y pagando las correspondientes tasas).
Las mafias dominan el negocio
Pese a que la DGT afirma que el 52% de las operaciones de compraventa se realizan entre particulares, ANCOVE opina que estos datos no son reales. Para corroborar esta afirmación, la Asociación ha realizado un estudio en La Coruña, extrapolable al resto de España, que concluye que el 92% de estas operaciones corresponden a “pseudoprofesionales” que se hacen pasar por particulares para eludir el pago de impuestos, así como el resto de obligaciones derivadas de la venta de un automóvil usado.
El presidente de la Asociación, Elías Iglesias, en declaraciones a Cinco Días, considera que este tipo de competencia desleal está dominada por redes de estructura mafiosa, ya que
”Se lucran de un negocio alegal incumpliendo las obligaciones contractuales y fiscales que deben asumir los profesionales del sector generando una competencia desleal, injusta e insostenible”.
Las consecuencias de este negocio ilegal
A parte de los problemas de aparcamiento que generan, al acaparar todas las plazas de una determinada zona, la competencia desleal incentiva a los empresarios profesionales a salirse también de la legalidad para competir con las mismas armas. Además de generar un gran negocio en negro –valorado por ANCOVE, solo en Galicia, por un montante de 20 millones de euros y un beneficio mensual de 2 millones de euros– que se escapa del control fiscal del estado, provoca que los coches más viejos, los mileuristas que deberían ser carne de desguace, se mantengan rodando por nuestras carreteras, con los consiguientes problemas medioambientales y de seguridad.
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Los expertos consultados afirman que este problema se terminaría si se modificase el actual sistema de garantías. La ley indica que los profesionales tienen que dar al menos un año de garantía, independientemente de la edad del vehículo. Como a los comerciantes no les compensa hacerse cargo de la garantía de un automóvil de más de diez años, no quieren tener en sus stocks esta clase de coches. Pero los vendedores ilegales que se hacen pasar por particulares no tienen ese tipo de obligaciones, con lo que están generando un negocio al que un profesional de la compraventa no puede acceder. ¿Estás de acuerdo en que esto podría terminar con la venta ilegal de vehículos usados?