El escándalo de Volkswagen aumenta, podría haber habido engaño en consumo de carburante

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Mattias Müller

Hasta hace cosa de un mes y medio, todo era tranquilidad en el seno del mayor fabricante de vehículos del mundo, el grupo VAG. Desde entonces como si de un torbellino se tratase, no han parado de surgir especulaciones y hechos contrastados que no paran de multiplicarse, llevándose por delante inclusive al anterior presidente de la compañía tras casi nueve años en el cargo, Martin Winterkorn.

El sucesor, Matthias Müller, obviamente, aceptó ser su sucesor a sabiendas que le esperaba una dura etapa estando al frente de la compañía. En términos coloquiales, asumía que iba a ‘tragarse el marrón’ de todas las actividades oscuras que había llevado a cabo la compañía en los últimos años en referencia al engaño de las emisiones de NOx en las motorizaciones TDI de Volkswagen, Seat y Audi, principales filiales del grupo VAG.

Pues bien, ahora resulta que el problema de las emisiones podría afectar también a las emisiones de CO₂, algo que influye directamente en otras variables como lo son el consumo de carburante, los impuestos de matriculación y circulación, la revisión de la ITV y hasta las pólizas de seguro, variables que sí que afectan al consumidor final y propietario de cualquier posible vehículo implicado. Así pues, puedes imaginar que el lío está servido porque ateniéndose a informaciones reales, ¿qué ocurriría con todos los coches trucados?

El escándalo salpicaría también a la emisión de partículas de CO₂

Volkswagen Golf TDI

Ha sido, como decíamos, el nuevo presidente quien ha saltado a la palestra con unas informaciones que pueden agitar de nuevo las aguas de este escándalo sin paliativos, uno de los grandes fiascos en la historia del automóvil. Concretamente, el máximo mandatario de la compañía ha afirmado que unos 800.000 automóviles incluirían un mecanismo similar al utilizado para engañar en la medición de las emisiones de NOx pero teniendo como objetivo la alteración de los datos sobre el CO₂.

Además, si en el primero de los casos únicamente se veían afectadas las motorizaciones TDI, en este caso también podrían estar involucrados los propulsores de gasolina TSI y TFSI, los cuales están presentes en varios modelos dentro de todo el conglomerado VAG. Así pues, podría decirse que al nuevo mandatario le ‘crecen los enanos’. Al presupuesto que se ha planificado para atajar el problema destapado hace ya mes y medio habría que añadir una nueva partida de 2.000 millones de euros más para subsanar esta nueva complicación.

En términos monetarios, todo parece indicar que el hecho de haberse ahorrado la instalación de componentes que contribuyesen a disminuir las emisiones ha sido una de las peores decisiones que pudieron tomar en su momento. La broma, tanto a efectos económicos como de prestigio, les va a salir caro, tal y como ya está viéndose en los primeros resultados de matriculaciones ofrecidos por ANFAC del mes de octubre.

A expensas de lo que pueda se acontezca en las próximas horas y en los próximos días, podría llegar a ocurrir que al final el ministro Soria llevase razón refiriéndose hace cosa de un mes a la reclamación de las aportaciones del Plan PIVE. Si fuese cierto, tiempos de demandas y plebiscitos se acercarían por parte de unos usuarios y clientes coléricos.

Lo que está claro es que desde las altas esferas del grupo VAG han querido sacar a relucir un nuevo problema que podría haberse destapado en el corto plazo por fuentes ajenas al holding. De esta forma, al haberlo hecho público desde el interior de la compañía, parece mostrar una nueva etapa de mayor transparencia, táctica empleada para subsanar el tremendo daño que han sufrido en cuanto a confianza por parte de los consumidores.

Archivado en Emisiones CO2, Motores, Volkswagen
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