Siempre he pensado que si existiera una biblia de los amantes del motor, el libro del Apocalípsis narraría el comienzo de la era de los coches autónomos. Evidentemente, no podemos negar que la cada vez mayor presencia de los avances tecnológicos e informáticos en el mundo del automóvil han contribuido a que el número de fallecidos se reduzcan, o a que los coches sean cada vez menos contaminantes, o a que sean más cómodos y confortables, por citar algunos ejemplos.
Sin embargo, para los que vemos el coche como mucho más de un simple medio de transporte para ir de un punto a otro, los avances que conducen hacía la era de los coches autónomos son como ladrillos que se amontonan formando un camino cuyo destino es el fin el placer de conducir.
Como es de esperar, para los que nos gusta conducir este avance hacía los coches autónomos es una noticia que no nos gusta, a pesar de sus múltiples ventajas. ¿Pero que piensan sobre esto aquellos que sólo ven su coche como un medio de transporte?
Pues parece ser que este caso ocurre más bien lo contrario, o al menos eso podemos deducir tras comprobar los resultados de un estudio desarrollado por Insurance.com. De acuerdo con un informe de la web Autonews realizado en junio, de los 2.000 conductores que fueron entrevistados sobre el asunto, el 22% se mostró “muy favorable” en comprar un coche autónomo, mientras que otro 53% lo “tendría en consideración”. Así que sólo nos queda el restante 25% que jamás dejaría que un coche condujera por ellos.
A tenor de los resultados de estos estudios, el Jefe de Redacción de Insurance.com, Des Toups, declaró que “la gente es consciente de que ya conducen coches que parcialmente están controlados por computadoras, ya ven cada vez más avances como la prevención de colisiones, o ven el coche autónomo de Google y saben que el coche autónomo ya no es algo de ciencia ficción”.
Sin embargo, como dice el refrán, del dicho al hecho hay mucho trecho, y prueba de ello es que el 76% de los entrevistados que se mostraron a favor del coche autónomo confesaron que no dejarían que un coche llevara a sus hijos a la escuela.