Como posiblemente sabrás, las dos formaciones políticas, PSOE y Ciudadanos, han llegado a un principio de acuerdo de gobierno. Entre los numerosos puntos que han acordado modificar si finalmente Pedro Sánchez se somete a la investidura y cuenta con el apoyo suficiente para ser presidente, hay uno que ya podría salpicar a la industria del automóvil y la presión fiscal que sufre.
Tiene relación con el impuesto de matriculación. Sí, estamos hablando de esa tasa que tiene la misma función que el IVA, inflar el precio del bien unos cuantos cientos de euros o incluso algún millar por encima del original. Actualmente, se sabe que el sistema actual para la contabilización del mismo está basado en el nivel de emisiones de CO2 de cada vehículo que sale al mercado. De esta forma, cuatro tramos son los que fijan el porcentaje que hay que pagar cuando se adquiere un automóvil:
Menos de 120 gramos por kilómetro: Están exentos del pago del impuesto a modo de incentivo
Emisiones de CO2 de entre 120 y 160 gramos por kilómetro: Se tributa por un 4,75% del valor del vehículo
Emisiones de entre 160 y 200 gramos por kilómetro: Se tributa por un 9,75% del valor del vehículo
Emisiones de CO2 por encima de 200 gramos por kilómetro: Se tributa por un 14,75% del valor del vehículo
Así pues, se eliminaría con el objetivo de ser sustituido por otro que sitúe esta presión fiscal a la altura de lo que actualmente está estipulado en el resto de países europeos. ¿Qué solución se plantearía? La instauración de un impuesto que grabase a las emisiones de CO2 y de dióxido de nitrógeno, sí, esas partículas que desencadenaron toda la polémica de Volkswagen.
Tras este primer objetivo, podría haber una segunda vuelta de tuerca. Teniendo en cuenta que en torno al 73% de los vehículos matriculados en el año pasado estaban agrupados en el primer tramo del impuesto de matriculación, los ingresos fiscales fueron completamente nulos para todo este rango. Hay que ir al siguiente escalón del gravamen para que las arcas del estado comiencen a recibir dinero de los contribuyentes que compran un vehículo.
Todos sabemos que la tecnología ha permitido dotar al mercado vehículos más limpios. Teniendo esto en cuenta, puede parecer que los tramos escogidos en el impuesto anacrónico ya no servirían. ¿Se busca dar una vuelta al sistema recaudatorio con el objetivo de camuflar una subida del impuesto? Pensándolo bien, las exigencias de contaminación no son comparables en la actualidad con los coches que se vendían hace un quinquenio, por ejemplo.
De hecho, si se ha modificado el protocolo anticontaminación de la ciudad de Madrid es porque el anterior se había quedado corto, ¿verdad? Lo mismo podría decirse del sector de venta de vehículos nuevos. Con toda la oferta actual de modelos eléctricos e híbridos, un coche que ahora contamina unos 160 gramos por kilómetro recorrido puede parecer algo excesivo mientras que para hace unos años era ecofriendly.
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Es una suposición pero teniendo en cuenta que ya se utiliza el nivel de emisiones, no actualizable desde hace unos años, ¿se buscará una mayor presión fiscal en cada tramo para cumplir con las exigencias de los organismos internacionales? Habrá que esperar a que se forme primero el Gobierno para saber si finalmente hay implicación en el cambio del impuesto actual.