La Policía Local es probablemente el cuerpo policial que peor nos cae a los conductores, son los que más nos buscan las cosquillas, y los que no perdonan ni una. Su actitud tampoco ayuda a que los usuarios les tengamos especial empatía. Dejando esto de lado, hoy nos llega una noticia que no hace otra cosa más que apoyar esto que digo.
Y es que Vitoria se puede recordar por ser una de las más afectadas por los famosos radares móviles, ya que su Policía Local se dedicaba a multar como si no hubiera mañana a los conductores en zonas que no estaban habilitadas para ello —isletas, pasos de cebra, medianas, cubos de basura, etc—, y que además ponían en riesgo la seguridad vial en favor de un afán recaudatorio.
En base a esto se estipuló una nueva ordenanza del ayuntamiento que marca los hasta cincuenta puntos donde desde octubre de 2013 ningún agente puede colocarse fuera de los mismos para poner un control de velocidad. Todo ello en un famoso Ford Focus plateado que ya todos los ciudadanos de Vitoria conocen.
Pues bien, dicho esto, a uno de los policías locales del cuerpo, a dos días de jubilarse, no se le ocurrió nada mejor que poner 205 multas por exceso de velocidad. Sí, como imaginabas en un punto de fuera de los pactados y que no era el adecuado. Esta gamberrada le va a costar a más de algún conductor un sablazo para su cartera y algunos puntos menos en su licencia de conducir. El famoso Focus se aparcó en la calle Urartea, en el polígono industrial de Ali Gobeo, y después en la calle Zurrupitieta, que también es una de los accesos al polígono de Júndiz.
Porque aunque el control de velocidad se pusiera un el lugar no adecuado, las multas no se pueden retirar porque son legales. Los conductores que han sido multados lo han hecho por haber excedido la velocidad marcada según la señalización. Sin embargo, el agente se va a ver sometido por un expediente disciplinario por realizar dicha infracción; porque sí, él también cometió una infracción: pasarse de listo.
