Si hay un momento en el que normalmente a todos nosotros se nos queda cara de póquer y tratamos de que no nos saquen los colores, es cuando hemos sido “pillados” por alguna patrulla de la Guardia Civil de Tráfico tras haber cometido una sanción. Afortunadamente no me he visto nunca es una situación parecida, pero imagino que debe ser a algo comparable a cuando llegas a casa con cinco suspensos y tu padre te somete a un estricto interrogatorio moral en el que no hay excusas que valgan, así que espero no tener que verme nunca en la mencionada situación.
Así que imagínate ahora si el agente encargado de sancionarte no tuviera bastante con ello y se dedicara a burlarse de ti. Pues a eso mismo se dedicaba un agente de la Guardia Civil que, según una sentencia del Tribunal Supremo, tendrá que cumplir una sanción de un mes y quince días de suspensión de empleo y sueldo por grave desconsideración hacía los ciudadanos al burlarse de los conductores a los que multaba. Concretamente, la sentencia dicta lo siguiente para confirmar el castigo:
El comportamiento del guardia es grave y evidente su desconsideración hacia los ciudadanos, tanto por las expresiones verbales utilizadas como por la actitud mantenida hacia ellos.
De modo que para poder hacerte una idea del nivel de profesionalidad que este individuo era capaz de demostrar en el ejercicio de su deber público, os dejo con algunas de sus mejores joyitas.
En junio de 2011 detuvo a un vehículo en Valdepeñas (Ciudad Real) y, una vez parado el coche, se acercó al mismo sonriendo para preguntarle al conductor, un comercial que le manifestó su preocupación por perder el carnet de conducir, cuántos puntos le quedaban. Entre tanto, se tapaba la boca para que no se le viera la risa.
Arrojar un boletín de denuncia por la ventanilla del coche al regazo de un conductor que se había saltado un ceda el paso.
Obligar a inclinarse para hacerle la prueba de alcoholemia a un conductor asmático que medía dos metros de estatura.
Como se puede comprobar, casos como este no ayudan para nada a mejorar la deteriorada imagen que la Guardia Civil de Tráfico posee para muchos, los cuales sólo lo ven como un instrumento cuyos recursos se mueven con intereses recaudatorios o sin ningún tipo de sentido en vez de velar verdaderamente por nuestra seguridad en las carreteras. Afortunadamente, actuaciones como las que acabamos de ver, son muy excepcionales.