Tras unos años en los que Alfa Romeo estuvo un tanto estancada y con un rumbo difícil de mantener, parece que desde FCA han decidido apostar y dar una oportunidad a una marca de gran calado en la historia del automóvil. Ello ha supuesto la toma de decisiones difíciles y dejar a un lado proyectos relacionados con otras empresas del holding, como un cierto abandono que se ha producido en la mítica Lancia.
El espíritu que siempre ha caracterizado a la marca del biscione comenzó a recuperarse con el 147 GTA, seguido del GT y el superdeportivo 8C y, culminando recientemente con el sustituto del 159 en su versión nunca antes vista, el espectacular Giulia con motor Ferrari de 510 CV de potencia. Todos estos pasos llevados a cabo por la firma italiana demuestran la vuelta a tiempos de otras épocas. En este proceso esperanzador, es necesario hacer una parada en un modelo que no deja indiferente a nadie. Se podrían hablar de cientos de temas relacionados con el ‘pequeño’ 4C, pero es obligatorio hacer mención de su reducido peso y sus poco más de 240 CV, combinación que asegura unas emociones de infarto. ¿No te lo crees? Compruébalo tú mismo con las imágenes que se muestran a continuación.
Conducción a los mandos de un Alfa Romeo 4C
En este biplaza de apenas 4 metros de largo y menos de 900 kilogramos de peso gracias a su chasis fabricado en fibra de carbono, las sensaciones son espectaculares. Obviamente, no estamos hablando del coche más cómodo del mundo, ni tampoco del más espacioso pero sí de uno de los que queda clavado en la memoria de todo aquel que lo conduce alguna vez en su vida. A simple vista, se podría pensar que podría colar perfectamente como uno de los minúsculos key cars que abundan por las tierras japonesas a causa de la legislación pero estaríamos equivocados. Nada más y nada menos que 1.86 metros de ancho defienden el concepto que lo define como un deportivo que no se amilana frente a rivales de la talla del Porsche Cayman.
En el vídeo anterior se observa con claridad que siente el piloto a los mandos del menor de los deportivos con el apellido C. De acuerdo que no pretende alcanzar las prestaciones y cualidades que posee su hermano mayor, el 8C, el cual ya no está en producción, pero es que, ¡el propietario de un 4C tampoco busca eso! En este bajito coupe se busca precisión en tramos de carreteras de montaña y tranquilidad por autovías de la costa de camino a la playa. Eso sí, siempre está a punto para aportar al conductor esa dosis de emoción que se espera de un tracción trasera.
A comparación con la conducción experimentada en el Jaguar F-Type R, se observan unas reacciones mucho menos ‘locas’, la conducción parece más templada y sosegada con el ‘pequeñín’ Alfa Romeo. Más bien, es completamente diferente a lo que ocurre con el británico. De todos modos, está claro que no es lo mismo tener bajo el pedal del acelerador 241 CV que 550 CV. Sin embargo, a la hora de valorar las emociones, afortunadamente, no todo se basa en esta ‘ciega’ comparación. Detrás hay múltiples variables que afectan en la decisión final.