Con la irrupción de los modelos SUV, los denominados ‘ranchera’ cada vez tienen un peso más reducido en los beneficios de los fabricantes. A su vez, esto provoca que los fabricantes cada vez más se le de más valor a los vehículos con un diseño más alto pese a que precisamente esto no conlleve unas mejoras sustanciales en cuanto a rendimiento, consumos o mejora del coeficiente aerodinámico. De hecho, justamente los hace más limitados que el resto.
Este sector, por tanto, está viéndose perjudicado por el cambio que se ha visto en la demanda en los últimos años. Pese a ello, modelos tan históricos como la gama Avant continúa siendo muy importante dentro de los planes estratégicos de la compañía y así lo demuestra la última generación del Audi A4 que, como no, tiene el acompañamiento de su versión familiar para atender a ese público que quiere hacerse con este premium pero que necesita ese espacio extra que no ofrece la berlina.
A su vez, cuando uno compra un coche le gusta además que destaque y sea diferente al resto de las unidades de ese modelo. ¿Cómo se consigue esa diferenciación? A través del paquete S Line, el cual puede incorporar detalles tanto en la parte exterior como interior. Obviamente, si lo que únicamente se quiere es ‘fardar’, se preferirá el equipamiento sport que modifica algunos componentes de la carrocería mientras que el otro se centra más en aportar un estilo más deportivo a los ocupantes del vehículo. ¿Quieres comprobar de qué está compuesto cada uno de ellos? Aquí lo tienes.
Nuevo Audi A4 Avant S Line
Esta edición, la quinta generación (B9) que se producirá tras veinte años de historia compitiendo en el segmento de las berlinas medias premium, ofrecerá al igual que sus hermanos mayores el famoso paquete S Line que aporta ese diseño deportivo. Podría pensarse que el hecho de que sea una ranchera al igual que otros del segmento, no debería por qué instalarse pero lo cierto es que si el propietario necesita un plus de espacio que el sedán no puede ofrecerle, ¿por qué debería renunciar al modelo?
A nivel de costes, prácticamente no hay cambios de gran relieve a la hora de producir el acabado S Line. De hecho, únicamente habrían modificaciones que afectarían a la parte trasera del vehículo, dado que acaba con el denominado ‘portón’. En relación al interior, se efectuarían los mismos cambios en el modelo ranchera y en la berlina. Así pues, la distinción entre la fabricación de los componentes entre un acabado para uno u otro no variarían en gran proporción.
Como has podido comprobar, la parrilla Single Frame incorpora unas líneas más agresivas, así como la insignia del paquete deportivo. En referencia al resto de la línea exterior, se puede observar como algunas pinceladas en el paragolpes delantero y trasero como los faldones laterales también se ven sometidos a pequeñas alteraciones que, en su conjunto, aportan un diseño mucho más atrevido y deportivo que el modelo original.