Mercedes C63 AMG y BMW M3: las dos berlinas deportivas por excelencia. Son varias décadas las que los de Stuttgart y Bavaria llevan haciendo versiones sobrepotenciadas de sus coches del segmento D, y cosechando muchos éxitos entre los consumidores, lo que les hace repetir la estrategia generación tras generación.
Los hemos visto rodar por separado, pero en EVO son los primeros en ponerlos cara a cara, dentro de un circuito, donde pueden dar lo mejor de sí, y hacernos deleitar con más de 400 caballos cada uno. El Mercedes en concreto cuenta con 503 caballos y 700 Nm de par, mientras que el BMW se conforma con solo 425 CV y 550 Nm de par. Sobre el papel, el C63 AMG parece bastante más potente y rápido, es 0,3 segundos más rápido en aceleración.
Sin embargo el bávaro es casi 100 kg más ligero, gracias a su bloque de seis cilindros en vez del mastodóntico V8 del Mercedes. Esto le pasará factura en las curvas, donde el BMW se siente mucho más ágil y fácil de controlar. Hablamos de 1560 kg contra 1655 kg, respectivamente.
Efectivamente, el Mercedes es tres décimas más lento que el BMW, a pesar de tener casi 100 caballos más. Y eso es porque el C63 necesita de mucho contravolante en las curvas, no es tan limpio en las trazadas. Es mucho mejor que la generación anterior, pero el M3 sigue siendo el rival a batir. BMW lo ha vuelto a hacer, y los que lo han probado lo dicen, se han pasado al turbo, pero no han perdido la esencia de deportivo que tanto engancha. De hecho, el el único de su categoría que a día de hoy aún se puede comprar con cambio manual.