Ya sea por lo difícil que es mantenerse en el primer plano del mundo de la televisión, lo cierto es que o renuevas o toda la actualidad del momento te barre y te deja en el olvido. Algo así podríamos haber vivido con Felix Baumgartner, el flamante poseedor del Record Guinness a la persona con el mayor salto de la historia hasta el día de hoy. Obviamente, este será el mayor logro de su arriesgada vida puesto que afirmó que nunca más volverá a practicar deportes tan extremos como ese. Sin embargo, en esas declaraciones realizadas tras la hazaña conseguida en el año 2012, se puede decir que mintió. ¿Por qué? Subirse y ponerse a los mandos de un helicóptero para realizar una carrera a escasos metros del suelo contra un Toyota GT86 preparado para hacer drifting no es nada para estar uno tranquilo.
Si es arriesgado o no, lo cierto es que maneja el vehículo igual de bien que los nervios cuando realizó el salto más importante de su vida. Veámoslo.
Carrera entre helicóptero y Toyota GT86
El vídeo, el cual recuerda a las espectaculares gymkanas organizadas y protagonizadas por el piloto de rallyes Ken Block, muestra como se lleva a cabo el duelo entre estas dos ‘bestias’ de la carretera y el cielo. Este evento, organizado y publicitado por la marca de bebidas Red Bull, sirvió para descubrir nuevas formas de competición. De esta forma, con la denominación ‘Heli Drifting’, se ha creado una expectación en torno a la figura de Alex Baumgartner, quien es el piloto del helicóptero, y jakub przygoński, el cual lleva el mando del potente Toyota GT86 modificado.
Así pues, la carrera consiste en ir superando y esquivando diferentes balizas con forma de neumático. Para ello, la única manera de hacerlo es mediante el drift para el caso del coche de carreras y con giros bruscos para el vehículo de la hélice, todo ello estando separados uno del otro por una distancia de unos pocos metros.
Además, hay otra serie de obstáculos. No es nada casual que en el momento de la prueba se sitúe en medio del trazado un camión militar con su remolque respectivo en forma de caza. Tras la realización de unos cuantos burnouts a escason metros de los vehículos militares, ambos vehículos se sitúan enfrente uno del otro y ocurre lo que a priori, parece más espectacular. Encima del coche de rallyes se sitúa una diana que el patín del helicóptero debe romper. Efectivamente, Así ocurre, rozando la barrera de seguridad por la proximidad entre ambos.
En la representación, se puede observar como también se repite la escenificación con coches de juguete. Estas miniaturas a control remoto reproducen a la perfección lo acontecido a escala real. Toda la puesta en escena es increíble, siempre con un punto de peligrosidad que libera la adrenalina que tanto generan estos dos pilotos de deportes extremos.
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Esta campaña es espectacular. Sin embargo, deja de serlo cuando hablamos de Red Bull. Esta empresa nos tiene más que acostumbrados con este tipo de eventos y locuras varias. Aún así, es de agradecer poder ver este tipo de actuaciones tan impactantes. No todos los días tenemos la suerte de poder contemplar a un helicóptero ver como rueda pegado a un nipón a unas velocidades vertiginosas y con giros muy marcados.