Este es el vivo reflejo de por qué es absurdo centrarse solo en la potencia

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Lo vemos día a día en las ‘aburridas’ carreras de aceleración americanas. Automóviles que cuentan su potencia en cifras de 4 dígitos sin tener en cuenta variables tan simples como las leyes de la física. ¿Qué es lo que ocurre cuando se aligera a más no poder un vehículo y se acopla un motor que dispone de unos 4.000 CV de potencia?

Hay algunos dragsters que sí cuentan con la aerodinámica y las medidas necesarias para salir catapultados hasta los 500 km/h en tan solo unos segundos. Sin embargo, hay modelos que los sacan directamente de la calle, les quitan la matrícula y comienzan a jugar con ellos, utilizándolos, por supuesto, como conejillos de indias.

Ante este panorama, es lógico pensar que alguna vez acaba ocurriendo algo parecido al siniestro que se ha vivido estos días en el Tulsa Raceway Park, uno de los certámenes más importantes de este tipo de competiciones en las que los reflejos juegan un papel muy importante.

Un Chevrolet Corvette C7 sale volando cuando el piloto aprieta a fondo el acelerador

El accidente, a no ser porque todos los modelos que compiten gozan de medidas de seguridad adaptadas a velocidades endiabladas, se produjo a más de 300 km/h. Es cierto que no llega a impactar muy fuerte contra las barreras laterales pero sí que el piloto sufre un impacto contra el suelo realmente abrumador.

Afortunadamente, Daniel Pharris salió por su propio pie, quedando este aparatoso accidente en una anécdota más a contar en unas pruebas acostumbradas a ver todo tipo de accidentes. Ahora bien, teniendo en cuenta la información disponible, ¿qué puede decirse en relación con los datos recopilados por los radares?

Tal y como se puede apreciar en las imágenes, en la pantalla acaban viéndose los tiempos que han tardado ambos vehículos. Tal y como es lógico, el tiempo del Camaro no se puede medir ya que dejó de acelerar al ver que el contrincante iba directo hacia él. Aún así, ¿no llama la atención?

Teniendo en cuenta lo registrado, puede decirse que en los 4.6 segundos que dura toda la prueba, incluyendo el momento en el que se encuentra por los aires, el Corvette cogió una velocidad de 226 mph, es decir, 365 km/h. ¿Cuánto podría haber acelerado de no darse el caballito que se marcó?

Archivado en Chevrolet Corvette, Dragster, Versiones deportivas
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