Un gesto tan simple como el de agarrar mal el volante, se puede terminar convirtiendo en un problema de seguridad al que mucha gente no le da importancia. Es cierto que en general no suele pasar nada. Por eso nos habituamos a las malas prácticas y nos acostumbramos a ciertas manías aparentemente intrascendentes que terminan costando caro.
Recuerdo que en una prueba off-road organizada por Volkswagen hace unos años para que conociésemos las características todoterreno del Volkswagen Touareg, nos remarcaron por activa y por pasiva que no se nos ocurriera meter los dedos pulgares en la parte interior del volante. El motivo lo pude comprobar en cuanto me puse a los mandos: al circular con algo de velocidad por zonas irregulares, con profundos surcos y baches, el aro comenzaba a pegar bandazos a un lado y al otro, conforme las ruedas se iban metiendo en esos socavones del terreno. En el caso de llevar los dedos gordos entrelazados sobre la parte interior del volante, era fácil rompérselos.
El consejo de Tazio Nuvolari
La norma básica para sujetar correctamente el volante la dictó el legendario piloto Tazio Nuvolari. El automovilista de los años veinte y treinta estableció una regla fácil de recordar: si entendemos que el anillo del volante es un reloj, deberemos situar la mano izquierda sobre lo que serían las nueve y la derecha sobre las tres. Algunos prefieren elevar un poco más las manos, colocando la izquierda en las diez y la derecha a las dos.
Es importante que las dos manos siempre vayan colocadas sobre el volante con las palmas hacia delante, envolviendo la parte exterior del aro con los dedos. No sería correcto, por tanto, ni introducir una de las manos por la parte interior del volante, ni situarlas sobre los brazos o encima de la parte central donde va el claxon y el airbag. Y esto es importantísimo porque, si el airbag frontal se activa y nosotros tenemos las manos sobre la tapa que lo protege, estas saldrán disparadas golpeándonos la cara o causándonos fracturas en muñecas o en cualquier otro hueso de nuestras extremidades superiores.
Por otra parte, si las manos no se ponen correctamente, tampoco seremos capaces de reaccionar con seguridad ante una maniobra inesperada, con lo que es fácil que terminemos por perder el control del vehículo.
El volante nunca se agarra con una sola mano
Seguro que más de un lector agarra el volante con una sola mano, mientras la otra reposa indolente sobre la palanca de cambios. Yo mismo reconozco que en ciudad circulo así en muchas ocasiones. Y se trata de un terrible error: es en los recorridos urbanos donde con mayor facilidad otro automóvil puede irrumpir obligándonos a corregir nuestra trayectoria, o teniendo que esquivar cualquier obstáculo inesperado.
Junto a la situación de riesgo explicada en el párrafo anterior, los lectores también deben saber que si aprietan con excesiva fuerza el volante, o van sentados demasiado lejos de la columna de la dirección, o en una posición incorrecta, es probable que puedan surgir en los brazos, los hombros y la espalda tensiones musculares que causan fatiga y lesiones. Lo mismo sucede si durante mucho tiempo se conduce con una sola mano.
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¿Crees que este tipo de vicios son difíciles de quitar? ¿Conocías el peligro real que suponen comportamientos como los descritos en este artículo? Te invito a que compartas con nosotros tus experiencias y mejores prácticas.
Menuda basura de post.
Un saludo.
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