Por fin ha llegado la primavera. Atrás quedó el crudo invierno con sus olas de intenso frío, la nieve que tanto ha dificultado nuestro día a día, y sobre todo los brotes de gripe que nos hacían consumir más pastillas que un poligonero en una macrodiscoteca de Ibiza. Ahora disfrutamos de más horas de sol, salimos con los amigos hasta la hora del cierre del bar, y aprovechamos más nuestro tipo de ocio para realizar actividades al aire libre.
La primavera es la estación de la felicidad, ¿para todos? Evidentemente no. Quienes son alérgicos comienzan ahora su particular calvario en forma de picores de ojos, destilación nasal, estornudos constantes, dolores de cabeza y musculares, o problemas respiratorios, entre otros.
Sufrir prácticamente a diario estos síntomas es ya de por sí una tortura, y algo tremendamente peligroso cuando se está tras el volante. Como ejemplo, podemos citar que durante los 3 segundos que suele durar un estornudo, un conductor que circula a 100 km/h no percibe lo que ocurre en la carretera durante algo menos de 100 metros, y que entre el 2 y el 5% de los accidentes anuales con heridos guardan relación con las alergias respiratorias.
Afortunadamente, hoy en día existen eficaces antihistamínicos que ayudan a combatir los molestos síntomas típicos de la alergia. Empero, algunos de estos medicamentos pueden provocar somnolencia en quienes las toman, lo cual es sinónimo de tener que renunciar a usar nuestro vehículo si nos vemos obligados a pasar diariamente mucho tiempo tras el volante.
Si bien es cierto que desde el año 2007 los medicamentos que afectan a la capacidad de conducción deben llevar obligatoriamente un pictograma que indique a las claras su peligrosidad si se va a conducir, y que la somnolencia no afecta a todos por igual, desde Freno Motor queremos darte algunos consejos para paliar lo máximo posible los efectos de tu alergia cuando vas conduciendo, aumentando por tanto tu nivel de seguridad al volante.
Las cinco reglas de oro para el conductor alérgico
Consulta siempre a tu médico
Como habrás podido comprobar en la ilustración anterior, existen una gran variedad de medicamentos para tratar las alergias, dentro de los cuales algunos pueden producir efectos sobre la capacidad de conducción, y otros no. Por eso, nunca trates de automedicarte y acude siempre a tu médico, ya que él sabrá recetarte el mejor tratamiento para tu alergia si tienes que usar mucho el coche.
Vigila la limpieza de tu coche
Sin duda alguna, un lugar limpio es un lugar libre de polvo y ácaros. Por eso, procura al menos limpiar el interior de tu coche una vez al mes como mínimo, y presta especial atención en el caso de que tengas mascota y lo transportes en el coche, ya que el pelo de animal suele ser bastante alergénico.
Aire, ventanillas y gafas
Si vuestro vehículo carece de filtro HEPA (High Efficiency Particle Arrester) utiliza el sistema de recirculación del aire, ya que es ideal para aislarte del polen y los gases contaminantes. Y ni que decir tiene también que no se te ocurra bajar las ventanillas.
Procura usar también gafas de sol, ya que protegerán tus ojos de alérgenos reduciendo el picor y el lagrimeo. Además, siempre que puedas evita conducir al amanecer y por zonas húmedas, que es donde más concentración de polen se acumula.
No te olvides del filtro antipolen
Puede ser considerado como el gran olvidado de todos los filtros que incorpora nuestro vehículo y paradójicamente es el que más bienestar y seguridad nos puede aportar. Su finalidad es simple: evitar que el polen y las partículas nocivas del ambiente entre en nuestro coche.
Según el modelo, dicho filtro suele reemplazarse cada 30.000 kilómetros de media, aunque esta referencia puede aumentar o disminuir si se circula preferentemente en ciudad o por carretera. Por eso, si aprecias malos olores en el habitáculo, o que el sistema de ventilación despide poco aire, puede ser que el filtro antipolen esté demasiado sucio y haya que cambiarlo.
De todas formas, si queremos ser precavidos y curarnos en salud, podemos cambiar nosotros mismos el filtro antipolen aunque no sea momento de su sustitución. Hacerlo es bastante sencillo y podemos hacerlo nosotros mismos, por lo que la excusa económica no tiene sentido en este caso.
Y por supuesto, nada de alcohol
Aunque esto debería aplicarse a cualquier momento que implique el tener que conducir con posterioridad, si somos políticamente incorrectos hay que admitir que a casi todos nos gusta tomarnos una o dos cervecitas cuando lo estamos pasando bien con los amigos o familiares.
Si das positivo en un control de alcoholemia eso es cosa tuya, pero si alcohol y conducción son incompatibles, lo es mucho más si se está de tratamiento, ya que el alcohol potencia la somnolencia producida por los medicamentos.
Otros eficaces remedios que puedes usar
Mascarillas y filtros nasales
Son, sin duda, los remedios más habituales y económicos, además de los más útiles para otros momentos al margen de la conducción debido a su facilidad de uso, compra, y eficacia, mejorando la respiración y minimizando los efectos de los elementos alergénicos del ambiente.
Aspirador con filtro HEPA
Como hemos dicho anteriormente, es probable que nuestro coche carezca de filtro HEPA. Sin embargo, existen aspiradoras que emplean este tipo de filtros y que son capaces de recoger el 99,9% de las partículas de polvo, pólen o ácaros.
Purificadores de aire
Estos curiosos aparatos se instalan en el interior de nuestro vehículo conectados a la toma del mechero, encendiéndose automáticamente cuando ponemos en marcha el coche. Una vez en marcha, el purificador se encarga de retener el 99,9% de las partículas del aire así como los malos olores, a la vez de que te informa de la calidad del aire que hay en el interior de tu vehículo.
Aplicaciones para móviles
Aunque pueda parecer mentira, la tecnología asociada a los smartphones también puede ayudarte en estos casos gracias a las aplicaciones que te informan de los volúmenes de polen de la provincia en donde te encuentres.
Entre todas, podemos destacar la aplicación Alergo Alarm, disponible para Android y para iOS, la cual ha sido desarrollada por la Sociedad Española de Alergología (SEAIC) por lo que emplea sus mediciones para informarte de los volúmenes de polen más frecuentes o incluso alertarte de cuando dichos volúmenes son elevados.