Pasar la ITV para un coche que tiene menos de 4 años no puede suponer un gran problema pero para uno que tiene el doble sí que quizás lo tiene un poco más difícil. No debería haber ningún problema para superar todas y cada una de las pruebas pero sí que es bueno saber algunos trucos que pueden servirte para no tener un susto a mitad del recorrido en estas temibles instalaciones.
Así pues, a continuación tienes algunas pequeñas recomendaciones que te podrían ser útiles para evitar tener que volver a pasar una segunda vez la inspección técnica del vehículo. Estas tareas tan solo te llevarán unos minutos y lo cierto es que te garantizan el correcto funcionamiento de muchos pequeños componentes que se supervisan.
Comprobación del estado de luces
Es muy frecuente que un conductor no se de cuenta de que lleva un halógeno fundido. Sí que es cierto que la diferencia entre un haz de luz en perfecto estado y uno que está en las últimas se nota cuando uno conduce de noche pero los pilotos traseros sí que es más difícil de detectar si hay averías. Por ello, es muy importante cerciorarse de que todos funcionan a la perfección, incluyendo las luces que se activan cuando se engrana la marcha atrás y cuando se activa la luz antiniebla.
El testigo más reconocible es el de los famosos warnings ya que desde el habitáculo uno se podrá dar cuenta de que hay alguno fundido por la frecuencia del pitido.
Revisión del estado de los neumáticos
Es necesario que cada una de las ruedas muestre una calidad de dibujo aceptable. Podría llegar a ser una causa eliminatoria por lo que es muy importante estar seguros de que están en buen estado para evitar un encarecimiento de la factura de la ITV.
Es necesario, además, que la presión sea la adecuada para garantizar un consumo de carburante óptimo. Sin embargo, el motivo real por el que se mide radica en una mayor seguridad en aras de detener un vehículo en el menor tiempo posible.
Saber cómo de gastados están los frenos
Un deterioro excesivo en la calidad de frenado puede significar la perdición en un accidente. Es por ello que esta medida de seguridad es uno de los apartados que más puede inclinar la balanza hacia un aprobado o un suspenso.
Una forma de comprobar si hay alguna de las pastillas gastada es frenando en una pista mojada sin obstáculos cerca. Si hay alguna en mal estado el coche se desviará de la trayectoria hacia el lado contrario. Por ejemplo, si el freno delantero de la rueda izquierda es el que está en las últimas, cuando se frene en seco el coche perderá adherencia de ese lado, yéndose hacia la derecha.
Comprobación de niveles de líquidos
Dentro de esta sección, habrá que vigilar que en todos y cada uno de los tanques haya al menos la medida mínima que se necesita para el correcto funcionamiento de los componentes del vehículo. Así pues, tan solo se perderán unos minutos en la comprobación de:
Nivel de aceite
Líquido de frenos
Refrigerante
Lavaparabrisas
Revisión de la dirección
Es otro de los principales problemas que pueden determinar el paso de la prueba de inspección. Por ello es vital comprobar en movimiento el estado de la misma. Una buena práctica es soltar un instante el volante cuando no se está produciendo un giro para saber si ‘tira’ hacia una dirección en concreto o sigue la marcha sin moverse.
Un pequeño balanceo hacia un costado no puede llegar a ser importante pero cuando resulta molesto llevar cogido el volante con fuerza durante todo el trayecto es que algo ocurre y necesita ser revisado. En casos como este, la visita al taller puede resultar más económico que arriesgarse y ver que no se pasa la prueba.