Puede que sea lo más curioso que veas hoy, dos Audi R8 haciendo twerking. Sí, el baile ese que consiste en mover principalmente el trasero. Quizás se podría haber conseguido con cualquier otro coche de muchas menos prestaciones pero lo cierto es que ahora gozan de un sistema de suspensiones de lo más llamativo.
El modelo original ya posee varias configuraciones que sirven para mejorar la respuesta según las exigencias del piloto. Así pues, además de los modos tradicionales existe uno completamente manual para que el conductor elija todos y cada uno de los parámetros que se pueden moldear al gusto del cliente.
Ahora, según se puede apreciar en el vídeo de a continuación, un equipo dedicado a modificar la respuesta del sistema de amortiguación ha dedicado mucho tiempo en dos unidades que pocas piezas parecen tener de fábrica.
El por qué de estos dos Audi R8 haciendo twerking
Suspensión neumática, he aquí la respuesta a la consecución de la hazaña del baile. Lo podrás ver a partir del minuto 0:36. Es obvio pensar que ni por asomo estas dos unidades del modelo que vio a la luz en el año 2006 tienen las mismas prestaciones, unos cuantos CV de más y la inclusión de un doble turbo tienen la respuesta.
Además de las mejoras dinámicas, estos dos ejemplares de la primera generación lucen una imagen que dista mucho de la que lucían cuando llegaron al mundo, hace ya casi una década. Estos dos modelos poseen la mecánica más potente que se ofrecía en su momento, aquella que ofrecía el increíble motor V10.
Aún así, por si no fuese bastante, decidieron aumentar la potencia de ambos a tenor de las diferentes aceleraciones que se pueden ver a lo largo del vídeo. Sin embargo, lo más importante ocurre al final ya que como colofón articulan una música típica para mover el trasero.
Seguro que nunca habías podido ver cómo subían y bajaban unos cuantos centímetros con tanta rapidez. ¿Merece la pena tal preparación? Si lo que uno quiere es potencia y prestaciones, adelante, pero tener esta combinación para echarse un baile de éstos… La gente, al fin y al cabo, se gasta el dinero en lo que quiere.