Los autobuses urbanos tienen una función muy sencilla, ser un pilar básico del transporte público en las ciudades. Suele ser, junto al metro, el que más cantidad de pasajeros tiene al día. El precio, poder ver qué es lo que está ocurriendo en la ciudad y la frecuencia de paso son los principales motivos por los que la gente lo escoge como medio de transporte.
En ciudades separadas por un río puede que exista la posibilidad de utilizar una embarcación para poder llegar al otro extremo pero lo lógico es que alguna línea, al menos una, recorra por el puente esa misma distancia.
En Hamburgo pasa algo completamente diferente. Allí tienen un servicio un tanto peculiar, compartir el transporte por tierra y agua sin tener que cambiar de vehículo. Se trata de nada más y nada menos que un autobús convencional con la capacidad de circular por las aguas del río Elba.
Riverbus, el autobús con capacidad de circular por el río Elba
Son ya más de 6.000 los pasajeros los que han experimentado la extraña sensación de cruzar las aguas del río Elba viajando en un autobús urbano. Es raro, muy raro, pero es completamente verídico. El protagonista más carismático del transporte público de Hamburgo tiene un diseño completamente adecuado para poder maniobrar cuando el agua llega a la luna delantera.
La carrocería, muy curiosa, posee una curvatura hacia dentro que sirve para mejorar el coeficiente aerodinámico cuando el vehículo anfibio circula por el río. Además, una serie de elementos flotantes repartidos por toda la parte baja hacen que se mantenga a flote.
Por otro lado, un par de hélices situadas a cada extremo, se encargan del movimiento en el agua. Su forma de trabajar es muy sencilla ya que mientras el motor sigue funcionando como cuando se circula sobre el pavimento, las hélices toman el control para guiarlo por el río. Además son direccionales, rotando para uno y otro lado para poder maniobrar.
El trabajo del conductor/capitán es muy importante para el traslado de los viajeros. Es el encargado del manejo de este peculiar modo de transporte por lo que debe contar con conocimientos expresos para la conducción tanto en tierra como en agua. Debe saber que una vez que las ruedas entran en contacto con el suelo se debe olvidar del volante, unas palancas toman el control hasta la llegada a la orilla opuesta.
En los últimos meses se ha convertido una atracción turística más en la ciudad por lo que los precios se han disparado. Por un viaje de unos 80 minutos se deberá pagar un precio oscila entre los 20 y 28 euros, dependiendo de los descuentos y la situación de cada persona.