La Formula 1 está viviendo sus horas más bajas desde que comenzó su andadura allá por el año 1950. El fenómeno del downsizing, el cambio de algunas normas por parte de la FIA y la pérdida de la emoción por límites de presupuesto son algunos de los principales motivos por los que se puede decir alto y claro que ya no es lo que era.
Quizás, ya sea por la presión que el vehículo eléctrico está creando en la sociedad o el debilitamiento de su rival con motores de combustión, la Formula E podría ser el sustituto ideal de la que hasta el día de hoy aún puede considerarse como la competición más importante del mundo del motor.
Los comienzos siempre son duros y este nuevo competidor carga con el principal estigma de los seguidores de la F1, la carencia de motores V8 y V10 de los últimos años. Un momento, ¿has escuchado el motor V6 actual? Podría ser lo más parecido a escuchar un motor eléctrico de un monoplaza de la FE. Ya no hay tanta diferencia, ¿verdad?
Increíble campaña de publicidad de la Formula E para llenar las gradas de los circuitos
Poco a poco, la parrilla va llenándose de pilotos que han pasado por la Formula 1. Tan solo queda captar la atención de unos seguidores siempre fieles al campeonato tradicional pero que se sienten decepcionados con las últimas temporadas. ¿Cuál es la mejor forma de convencerles de la emoción que despierta esta modalidad paralela? A través de vídeos como el que se muestra en el artículo.
Damien Walters, un acróbata proveniente del Reino Unido, es amante del parkour, el arte de hacer todo tipo de piruetas y acrobacias en lugares públicos urbanos. En esta ocasión, quiso cambiar parques y paredes imposibles por un desafío mucho más peligroso, hacer un backflip del revés mientras pasaba por debajo uno de los bólidos que compiten en el campeonato.
¿Crees que no tiene truco y que no lo logró? Lógicamente, el especialista se sometió a muchas pruebas con el objetivo de medir los tiempos. Un adelanto o un atraso en el tiempo de ejecución podría terminar con un atropello con unas consecuencias desastrosas.
La clave del éxito en la prueba, por tanto, era saber el tiempo exacto que tardaba el coche en llegar al lugar indicado. Para ello, el piloto debía circular a una distancia de unos 100 km/h. Una vez fijado el tiempo que llevaría el monoplaza, se llevaron a cabo una serie de pruebas teniendo un cronómetro como guía. Además, fotografías a cámara lenta permitían Damien saber si hubiese sido atropellado o no.
Tras una serie de repeticiones se pasó a la ejecución del reto. Cualquier fallo podría haber desembocado en una tragedia asegurada. En cambio, se veía preparado para lograr un hito en el arte de las acrobacias, superar un Formula E mediante un backflip sin ni siquiera ver el coche que venía en su dirección.
El resultado es espectacular, pudiéndose ver desde varias tomas la consecución del salto. ¡Qué sangre fría hay que tener para realizar este tipo de piruetas sabiendo que puede atropellarte un coche!