La historia del automóvil, por si hay alguien que no se ha dado cuenta, se ha servido en multitud de ocasiones del mundo de la aviación para evolucionar, para cambiar o simplemente, romper con los esquemas y desparramarse completamente. Si no, dime de donde salen los sistemas de sobrealimentación, o los conceptos de la aerodinámica o el uso de materiales ligeros para reducir el peso al máximo; de la aviación.
Esta ‘transferencia’ de tecnología tiene su caso más extremo en los coches cazarecords de todas las épocas, que vieron y ven en la aviación un suculento catálogo de ideas, aunque al final como suele ocurrir, se terminó yendo de las manos con aparatos como el FIAT SB4 Eldridge apodado Mefistofele, un demonio del folclore alemán que bajo el mandato del mismísimo Satanás, se encargaba de la captura de almas. Tenía un motor de avión de 21,7 litros que llegó a rendir 320 CV a 1.800 rpm.
Otro ejemplo de esta locura es el FIAT S76, del que se ha conseguido salvar una de las dos unidades y que monta un motor de otro avión pero con 28.500 centímetros cúbicos. No olvidarnos del famoso ‘Chitty Bang Bang’, que no tiene nada que ver con el de la película y que usaba un motor Maybach de aeroplano sobre chasis Mercedes, con 23 litros de cilindrada. El Napier-Railton es otro gran ejemplo, un coche que batió 47 récords de velocidad entre 1933 y 1935 gracias a un W12 Napier Lion con 23.944 centímetros cúbicos y 580 CV a 2.585 rpm (a 1.500 metros de altura), aunque el más brutal de todos fue el BMW Brutus, un American La France de 1906 con un desproporcionado V12 de 46 litros de BMW que pesaba 510 kg y medía 1,8 metros de largo, capaz de rendir 500 CV a 1.000 rpm y tragarse como si tal cosa 100 litros de combustible cada 100 km. Ríete tu del EfficientDynamics.
Por supuesto, actualmente los coches cazarecords emplean motores a reacción de avión con cifras cercanas a los 135.000 CV y capaces de superar los 1.200 km/h sobre tierra. En realidad son más aviones sin alas que coches, pero bueno, tienen ruedas y se les considera automóviles.
No obstante, también han aparecido locos que se han fabricado sus propios artefactos con motores de avión, como un argentino llamado Adolfo Scandroglio, que se adjudicó un motor de avión FIAT con 21,7 litros para el FIAT Botafogo (así lo llamó en homenaje a un caballo de carreras) y que actualmente forma parte de la colección de Jay Leno. En los últimos años, para no estar siempre en el pasado, apareció un tipo que le monto un motor en estrella (o radial como también se les llama) a una motocicleta custom y que decía que montar en esa cosa podía suponer algún susto en forma de explosión o bien, la última creación que ha aparecido en la red y que ha provocado toda esta disertación, el Plymouth Pick up protagonista de las fotos y que ha fabricado Gary Corns, de Colorado Auto Parts, en Estados Unidos.
Dicho pick up hace uso de un motor Jacobs R-755 de 12,4 litros y 300 CV diseñado en 1930 y que lógicamente, no ha sido fácil de montar ya que un coche no está pensado para estos menesteres, sobre todo los actuales aunque este Plymouth data de 1939. Y decimos que es un Plymouth porque se tomó como base de partida ese modelo, pero del cual únicamente queda la carrocería o al menos parte de ella, ya que el resto ha sido totalmente cambiado, incluido el chasis que ahora es una estructura tubular.
En este caso y gracias a los conocimientos actuales y la evolución en técnicas de trabajo y demás, se han sacado de la manga un proyecto muy curioso que incluso tiene un doble mando para el control del vehículo, con dos volantes (por llamarlos de alguna manera) procedentes de un avión y conectados entre sí mediante un sistema de cadena.
A ver quien dice ahora que el automóvil y el avión no han ido de la mano desde casi la creación del coche. Y eso que no he mencionado ni la mitad.