Cada día inventan nuevos aparatos y productos para hacernos la vida un poco más sencilla. Algunas de las pequeñas innovaciones que tratan de favorecer nuestras rutinas se han introducido escasamente hace tres o cuatro años y quien ahora disfruta de estas comodidades le resultaría dificultoso o una molestia si no se hubiesen llevado a cabo estos inventos. Algunos ejemplos básicos pueden ser la apertura del maletero mediante un sensor que detecta la presencia del propietario al pasar el pie por la parte trasera del vehículo o la apertura remota del coche.
Es precisamente este último avance el que está generando una polémica que puede afectar no únicamente al sistema de una marca sino a nivel global. El problema no se debe principalmente a errores de fabricación de los dispositivos que emiten las ondas constantemente al acercarse al vehículo el propietario. Es una estratagema que pueden aprovechar los ladrones sin dejar huellas en el lugar del robo. Pero, ¿Cómo se las ingenian para salirse con la suya en un coche ajeno sin hacer ruido?
El método usado para realizar el robo de un coche que dispone de la tecnología de apertura sin llave.
Todo ha surgido a raíz de la noticia que ha sido publicada en el diario The New York Times recientemente. En ella aparece una persona que ha realizado un estudio tras ver que en el barrio en el que vive se ha puesto de moda el robo de vehículos. Comenzó a analizarlo cuando le tocó el turno al suyo. Nick Bilton, protagonista de esta historia, vio desde primera mano en la ventana de su casa como se acercaban dos personas y conseguían acceder al coche sin ninguna dificultad. Los ladrones consiguieron huir al darse cuenta que Nick les había descubierto y se dirigía hacia ellos.
Empezó a informarse y logró dar con el meollo de la historia. La pieza clave era un amplificador de potencia. Al acercarte al coche y tirar de la manilla, el sistema emite una onda con el objetivo de detectar la llave. Es importante destacar que sólo se abrirá la puerta al estar como mucho a dos o tres metros del vehículo. ¿Qué ocurre cuando se introduce en la escena un amplificador que aumenta ese par de metros a una distancia de unos quince o veinte metros? En muchos lugares, ya sea restaurantes, vivienda propia o similares, dejamos el coche a muy pocos metros sin prestarle ninguna atención.
Como posible solución, Nick Bilton realiza una recomendación un tanto original. Según predica, meter la llave en el congelador inhabilita el cruce de ondas evitando así la apertura del vehículo remotamente. Se desconocen las posibles consecuencias de este acto para el correcto funcionamiento de la llave, pero todo parece indicar que sí que puede afectar negativamente al circuito electrónico interior.
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El hecho de disponer de un sistema que en principio sirve para satisfacer una necesidad y simplificar la acción de entrar al vehículo puede convertirse en el mejor escaparate para el robo del propio coche. Dicho esto, lo que sin duda me crea una mayor sorpresa es la manera de evitar que esto ocurra, metiendo la llave con el dispositivo en el congelador.
Seguro que en el ordenador de abordo hay alguna opción para desconectar este sistema de apertura sin llave, sin necesidad poner en riesgo la funcionalidad e integridad de los componentes de la llave. Sería conveniente que las empresas creadoras de estos sistemas invirtiesen para introducir en el mercado un producto que inhibiese los amplificadores de potencia para mejorar la seguridad del habitáculo.