El drifting es toda una disciplina donde podemos encontrar auténticos maestros, ante los que debemos quitarnos el sombrero. Los mejores pilotos suelen encontrarse en Japón, y hay competiciones especiales en circuitos cerrados, donde la seguridad prima por encima de todo lo demás. Después de los maestros están los insensatos, que se piensan que por tener un BMW con tracción trasera ya pueden ir haciendo el cafre por donde quieran.
El problema llega cuando no eres tan bueno como Matt Powers y tu deportivo no te perdona ese fallo de volante y acelerador, quedando a centímetros de mandar al otro barrio a varios asistentes del público.
En el vídeo que vemos a continuación aparece un BMW M5 E60 con motor V10 tuneado por Hamann Motorsports, en una concentración de coches. Cuando su dueño decide salir a carretera, se hace el chulito saliendo escarbando del cruce, tantos caballos no son adecuados para manos inexpertas, y el coche sobrevira más de la cuenta y se va completamente de culo, estando a punto de chocar contra las personas del arcén.
En este último vídeo las consecuencias son mucho más desastrosas, donde estos polacos, a pesar de ponerse a derrapar en circuito cerrado, viven una catástrofe en sus propias carnes. Esta vez el protagonista es otro BMW, pero un M3 E36, que tras varias vueltas sobre la pista pierde el control y se lleva por delante a uno de los que animaba a los ocupantes coche.
Probablemente no lo mató, pero este tipo seguramente dejó en silla de ruedas a uno de sus colegas por no tener las manos que requieren un coche potente de tracción trasera sin ayudas electrónicas. Pero de quién es la culpa, ¿del insensato que no guardó las distancias de seguridad o del piloto por acercarse tanto al público?
