Reaccionar a tiempo ante una situación inesperada es vital si queremos evitar tener una desgracia al volante. Por fortuna, los coches actuales nada tienen que ver con los de hace décadas en este aspecto y las habilidades del conductor para llevarlas a cabo poco a poco han ido perdiendo importancia gracias a las múltiples ayudas tecnológicas que nos aseguran un final feliz ante este tipo de situaciones.
Uno de los elementos más actuales y que mayor implantación está teniendo en el mercado es el asistente a la frenada de emergencia, también conocido como BAS o EBA, siglas en inglés de Brake Assist System o Electronic Brake Assist que permite que en situaciones de emergencia la distancia de frenada se reduzca a la mínima posible.
Sin embargo, a veces el gozar de este sistema no es garantía de evitar una colisión o atropello. Al menos, eso es lo que piensan en Autoliv, líder mundial en sistemas de seguridad para automóviles que desarrolla y fabrica sistemas de seguridad para todos los principales fabricantes de automóviles en el mundo.
Una de sus últimas propuestas para mejorar la seguridad ha sido un curioso sistema que han denominado “freno de Torricelli” cuyo objetivo es reducir significativamente la distancia de frenado en los casos de que entre en funcionamiento el asistente a la frenada de emergencia. Pero antes de explicar en qué consiste este extravagante invento, será mejor que lo veas por ti mismo en el siguiente vídeo.
Como habrás podido observar, el freno de Torricelli consta de una plancha de acero terminada en caucho situada en los bajos del vehículo que, gracias a un sistema de aspiración de aire, provoca un efecto ventosa que frena el coche en unas distancias impensables si dependemos exclusivamente de las ruedas.
El tiempo en el que la plancha se activa una vez detectado la entrada del asistente a la frenada de emergencia es de sólo 0,1 segundos, momento en el que produce una carga contra el suelo de 15.000 Newtons, independientemente de la fricción del neumático en ese momento.
Con estas cifras, sus creadores aseguran que un vehículo equipado con el freno de Torricelli disminuye su distancia de frenado en un 40% siempre y cuando no se rebasen los 70 km/h, independientemente de si el asfalto se encuentra seco, mojado, o incluso con hielo.
Ni que decir tiene que este sistema resulta ideal para los entornos urbanos, donde las posibilidades de encontrarnos con algún imprevisto que nos obligue a frenar bruscamente se multiplican, consiguiendo disminuir notablemente el número de atropellos. ¿Pero tendrá esta curiosa idea éxito en el futuro? Sólo el tiempo podrá sacarnos de dudas.