La sociedad del pasado, en pleno boom tecnológico, imaginaba el futuro de forma muy vaga a cómo realmente ha acabado siendo el actual presente. Esto es precisamente porque eran demasiado soñadores y no imaginaban con conciencia, sino que soñaban sin límites. Por eso los coches del futuro que se imaginaban en los años 50 o años 60 poco tienen que ver con los actuales.
Motores con reactores nucleares, coches voladores, tecnologías futuristas… pero no ha sido ese el camino por el que han avanzado los coches. Se ha llegado al refinamiento tecnológico, a la mejor gestión de los recursos, a menores consumos, a más confort, pero no a cosas galácticas como se nos vendía.
General Motors decidió en el año 1956 imaginarse como serían los coches tan solo 20 años después: en 1976. Las previsiones no eran tan locas pero igualmente vemos cosas en las que hoy día ni siquiera pensamos, o más bien se ejecutan de forma radicalmente distinta. Fue en la feria Motorama donde la compañía mostró dicho vídeo por todo Estados Unidos.
Una de las cosas que más llama la atención es el diseño de los coches, diseñados bajo la técnica del styling, donde la forma predomina sobre la función. La imagen de la familia feliz americana que canta no puede desaparecer, y este coche hace cosas tan absurdas como ser capaz de servir café o helados a sus ocupantes. ¿A quién se le ocurriría poner una máquina de helados en un coche? Solo a la América del siglo XX.
También aparece un asistente personal, que no es otra cosa que alguien que está al otro lado presente en todo momento para ayudarnos a bordo del Firebird. El coche podrá guiarnos por una ruta o ver el estado del tráfico, que es lo que conocemos hoy día como navegadores GPS. También se nos muestra el estado del tráfico o diversos indicadores acerca de la autonomía restante, el consumo de combustible o diversas temperaturas. Esto se convirtió años después en el ordenador de abordo.
Lo más curioso es la forma que tiene de actuar cuando entra el piloto automático, ya que el coche tenía que —de alguna forma— calibrarse con las líneas de la carretera a través de una pantalla, y era entonces cuando el mismo tomaba el control autónomo, dejando a sus ocupantes librarse de la tarea de conducir.
Estos vídeos nos permiten reflexionar acerca de cómo nos imaginábamos en el futuro hace décadas, y en lo que realmente nos hemos convertido. Cuando se hacen vídeos de esta índole hoy día las previsiones son mucho más conservadoras y realistas. Es por ello que suelen ser más acertados con lo que realmente acaba ocurriendo.