Helicron, el coche de los años treinta impulsado por una hélice

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Helicron

De la misma forma que ahora intentamos definir los diseños del futuro y cómo serán los automóviles dentro de unos años, en el pasado ocurría algo parecido. Echando la vista casi un siglo para atrás, el Ford T había comenzado su andadura a gran escala y apenas una década después, todavía eran simples amasijos de hierro con un motor nada eficiente.

Entre toda la industria tejiéndose y asentándose como pilar fundamental en la economía, surgió un pequeño modelo que no tendría su paso por Freno Motor si no tuviese una característica única en el mundo de los automóviles. Ha habido modelos singulares que han dejado huella por lo que representaban pero el modelo de hoy es realmente increíble. Su nombre es Helicron y como puedes imaginar, sí, pretendía ser un automóvil con hélice como impulsor del movimiento.

No se ha podido descubrir quién fue el autor de semejante creación pero lo que está claro es que creía poder montar una gama de vehículos en paralelo a la que se estaba gestando. No se sabe si pretendía en algún momento crear un modelo que pudiese literalmente volar pero lo que es seguro es que fue un adelantado a su tiempo y sino basta con ver que a día de hoy, y pese a que existen propuestas con gran capital detrás, esa idea está aún lejos de convertirse en realidad.

Helicron, restaurado para mostrar de lo que era capaz en los años treinta

Helicron hélice

Para explicar la historia de este curioso ‘automóvil’ hay que remontarse al año 1932. En esa época, Francia tenía gozaba de una tranquilidad y paz truncada años más tarde por la Segunda Guerra Mundial. Por aquel entonces, una persona desconocida hasta el día de hoy decidió crear el vehículo que se puede observar en las imágenes. La hélice era totalmente funcional y era imprescindible para poder conseguir desplazarse de un lugar a otro.

Tras un tiempo de uso, el estallido del conflicto bélico más importante del siglo XX obligó a su dueño a esconder en un granero su fantástica creación. Pasadas muchas décadas después, al inicio del siglo en el que nos encontramos en este momento fue descubierto de nuevo, tomándose la decisión de restaurarlo.

Con el objetivo de mantener la filosofía inicial lo máximo posible, se conservaron la mayoría de las piezas, sometiéndose, eso sí, a un exhaustivo proceso de restauración puesto que más de 70 años de deterioro hicieron mella en numerosos componentes. El motor bóxer con refrigeración por aire tuvo que ser sustituido por uno más actual, el antiguo no arrancaba y ya se sabe, tiene mérito poder hacerlo funcionar con tantas décadas sin encender y no siempre es posible.

Lo más increíble es que funciona de verdad y tiene el permiso de circulación en regla para poder transitar en Francia. Otra cosa es aventurarse a hacerlo y puestos a ir un poco más allá, ¿quién se atrevería a pasar por un paso de cebra ante un automóvil con una hélice amenazante?

Actualmente, pertenece al Museo Lane Motor, situado en el Estado de Tennessee, Estados Unidos. Como puedes ver, siempre van a existir prototipos raros diseñados por fabricantes o cualquier persona con básicos conocimientos en ingeniería y algo de presupuesto.

Archivado en Aviones, Clásicos, Diseños futuristas
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