Hasta el día de hoy, la contaminación ha sido el terreno donde los fabricantes más han trabajado. Se ha reducido la cilindrada de los motores buscando mejores consumos y emisiones, aunque usando toda la técnica y tecnología al alcance para que no perdieran prestaciones. El motor diésel se ha establecido como el favorito de la población por sus bajos consumos, se han instaurado filtros de diversa índole en los sistemas de escape de los coches para contener las emisiones y así podría tirarme un buen rato enumerando sistemas e ideas con el mismo objetivo.
Ya estuvimos tratando ésto hace tiempo, en otro reportaje sobre emisiones y contaminación, sobre la idea equivocada que tienen los diferentes dirigentes de los países y de lo que se aprovechan los fabricantes. Un tema que con el sistema que ha inventado un malagueño se iría totalmente al garete. Parece ser que Juan Álvarez, un malagueño afincado en Canarias con 81 años, ha patentado un sistema que reduce la contaminación en un 80% y que ahora, está dando a conocer para ver si algún fabricante quiere hacer uso de él.
Uno de los temas que más gracia me han hecho de todo lo que he podido comprobar sobre el tema, es que el señor Juan afirma hacerlo por el mero gusto de ayudar para que la sociedad mejore. Pero luego dice que si algún fabricante decidiera producirlo, a cambio solo reclama para sí una pequeña parte de los beneficios. ¿No era por el mero gusto de ayudar amigo Juan?
Juan Álvarez era mecánico de profesión, dice que aprendió mecánica durante los 15 que estuvo en Alemania y que se trata de un oficio que le apasiona. También ha tenido un negocio de compra-venta de coches siniestrados, los cuales reparaba y dejaba en perfecto orden de circulación y los volvía a poner en el mercado. Ahora, después de tres años de investigación y pruebas, ha creado un sistema que ‘a simple vista’ parece sencillo, pero que asombra por su funcionamiento.
El sistema que Juan ha creado cuenta con dos canalizaciones y unos filtros de aceite y agua, que son los que captan todos los agentes contaminantes. Además, el sistema reduce el ruido y también el calor de todo el sistema, pues la temperatura media de funcionamiento de este escape español ronda entre los 18 y los 20 grados centígrados. Es algo interesante, porque zonas que hasta ahora tenían que ser de acero por temas de temperatura, ahora podrán fabricarse de otros materiales más ligeros y fáciles de trabajar, como resinas termoplásticas y cosas por el estilo, reduciendo costes y peso, siempre y claro, los fabricantes adopten esta idea.
Según el inventor, solo lo ha probado en un motor de camión, pero además de la patente, tiene pruebas en talleres ante notario que certifican su funcionamiento. Asegura que se puede usar en cualquier motor de combustión idependientemente de su combustible y de donde esté montado, hasta los barcos y los aviones podrían usarlo y que para su correcto funcionamiento en un coche, necesitaría tres litros de aceite o otros tantos de agua corriente, del grifo de toda la vida. Y no, no hay que estar rellenando porque parece ser que se regenera tanto el agua como el aceite, aunque no ha comentado como.
Ésto me recuerda a los depósitos de urea de los diésel ‘blue’ de Mercedes y demás fabricantes. Y dudo mucho que pase de esta simple patente. En España no se gasta mucho en investigación y desarrollo ni se ayuda a nadie en ocasiones como ésta. La idea terminará en manos de algún ricachón que se lo comprará a su inventor o que esperará que fallezca para comprarlo tirado de precio…