El Can-Am Maverick X3 es una especie de buggy que ya mostramos hace poco más de un mes. Posee las cualidades suficientes como para superar hasta los más complicados obstáculos por lo que no tiene la envidia de las preparaciones de muchos Jeep Wrangler y compañía.
Ahora bien, si ya tuvo cabida hace un tiempo, ¿qué sentido tendría que volvieses a verlo por aquí? Lo cierto es que ha sido conducido por el mismísimo Ken Block, el creador de la mítica fase de gymkhanas que le ha dado la fama que no tenía al competir en el WRC.
Lo más curioso es que se ha salido del formato que nos tiene acostumbrados. En vez de publicar la siguiente generación (solo hace unos días que salió la última), ha llevado a cabo algo diferente. Él, junto a otros cinco ‘colegas’, ha hecho un recorrido y competido por equipos, ¿qué te parece?
Ken Block vs BJ Baldwin, ¿cuál de los dos se llevará el gato al agua?
Puede parecer que un vehículo de estas características tiene un motor de 900cc que desarrolla 154 CV no es capaz de conseguir algo más allá de lo normal. Sin embargo, este modelo tiene una estructura que no llega a los 1.000 kilogramos con un holgado margen, algo que contrarresta el dato inicial.
Así pues, 6 unidades de esta especie de buggy estaban esperando a estos expertos de la conducción off road. Liderando ambos equipos estaban los ya conocidos Ken Block v BJ Baldwin, unos veteranos en esto de las reproducciones de película.
Obviamente, las cosas que hacen solo podrían ser posibles con un vehículo de estas características. El sistema de suspensiones, junto a los neumáticos con tacos diseñados para ocasiones como esta o la subida de revoluciones hasta las 7.000 rpm, son algunos de los culpables de que den un espectáculo increíble.
La victoria fue para el piloto BJ Baldwin pero tras ver las imágenes, ¿a quién le importa? Lo importante es haber tenido la suerte de conducir hasta el extremo un modelo que no tiene homologación para poder ser circulado por la calle. Es cierto que hay algún otro que sí que podría llevarse por la vía pública pero siendo sensatos, ¿es esto preocupante?
Que tenga sentido la fabricación de estas bestias de las dunas no se va a poner en tela de juicio porque lo que sí que está claro es que las dosis de adrenalina que uno descarga pilotando estos ‘trastos’ no lo consigue cualquier otro coche.