Desgraciadamente, en otras ocasiones hemos nombrado y dedicado algún artículo a la pérdida de uno de los protagonistas de la saga más famosa del mundo del cine de carreras.
Todos sabemos que los protagonistas llevan más allá de la gran pantalla su pasión por los coches, como muy bien muestra el vídeo de la colección que Paul Walker poseía en el momento en el que falleció.
Estando de acuerdo o no acerca de los diferentes coches que aparecen en cada una de las 7 ediciones de la película, lo que sí que está claro es que siempre hay algún modelo en concreto que marca la diferencia. Particularmente, el Dodge Charger negro de la primera y la última película y el Nissan Skyline GT-R R34 son mis favoritos. Pues bien, ahora se han extendido como la pólvora las cualidades de uno de los protagonistas de esta última entrega. ¿Qué tiene de especial?
Dodge Charger de 1968 bajo la denominación la denominación Maximus
Sí, así es como han nombrado la bestia modificada que es capaz de entregar 2.000 CV de potencia. Tras la visión del vídeo, se observa, dejando a un lado una opinión subjetiva, como no deja a nadie indiferente. Obviamente, tiene muchas cosas de las cuales se podrían hacer correcciones para que a nivel visual llamase más la atención.
Comenzando con la pintura, quizás no muestra el poderío que desprende una vez que se gira la llave de contacto. No todos los días se ven muscle cars de este calibre pero, el color grisáceo, ayuda a camuflar la bestia que lleva dentro. Si vamos un poco más allá y nos paramos a observar las llantas, se puede visualizar como no tiene radios, es una figura plana que contribuye a dignificar la robustez de todo el conjunto del coche. Si nos situásemos y contemplásemos su trasera, es donde realmente se puede contemplar y percibir que es más que un antiguo coche americano.
Las gomas enormes, tal y como se puede apreciar en las imágenes, muestran que son totalmente necesarias para soportar la violenta potencia que el motor es capaz de trasladar al eje trasero. Con unas de menor anchura, posiblemente no durarían más que unas pocas aceleraciones al estilo de las peligrosas drag races.
Por si no os ha impresionado a nivel estético, este Dodge Charger ofrece mucho más a nivel dinámico. Un total de 2.000 CV es mucha fuerza, estamos hablando de la fuerza conjunta de dos motores del Bugatti Veyron. Por ello, pisar a fondo el pedal del acelerador de semejante ‘bicho’ debe ser una experiencia difícil de olvidar. El protagonista puede darse este capricho y, por su reacción en el minuto 2:30, hay certeza de que así es.
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Siempre he tenido curiosidad acerca de muchos de los modelos que han aparecido en películas de este calibre. Gracias a su aparición en la gran pantalla descubres que hay mucho más allá de lo que ofrece tu entorno. Particularmente, el coche visto en una película que me enamoró más fue el protagonista de la película ’60 segundos’, el modelo ‘Eleanor’ o dicho de otro modo, el Ford Mustang Shelby GT500.