Da igual si durante toda tu vida te has dedicado en cuerpo y alma a ayudar a los demás, o si has sido un auténtico diablo con tus congéneres. Da igual si has vivido hundido en la miseria, o si el dinero te ha inundado. Y da igual si eres joven o anciano. La muerte no entiende de distinciones, y ante sus ojos ningún remedio te servirá.
Por eso, desde que el Homo Sapiens tiene conciencia de la muerte, siempre ha intentado encontrar el remedio para poder vencerla. Sin embargo, la única forma de alcanzar la inmortalidad es siendo siempre recordado por tus acciones o legado. Por eso, para ser recordados las tumbas siempre han tenido una importancia primordial en el pensamiento, tanto antiguo como moderno: cuanto más ostentosa sea una tumba, más importante has sido en vida.
En este viaje hacía el más allá, el difunto siempre era enterrado con aquellos objetos o herramientas que le caracterizaron durante su vida, así como sus particulares objetos de valor. ¿Y si uno de tus objetos más queridos fuera tu coche?
Pues dicho y hecho. Porque así es como reluce la tumba de Juan el gitano, un antiguo patriarca del clan de los Conchado, la familia gitana más conocida de Ferrol. Juan tuvo la desgracia de fallecer hace 11 años de un infarto, y desde entonces, sus restos descansan junto a un Mercedes-Benz W201 de color blanco cubierto por una gran urna de cristal.
Como sabemos, para los gitanos la familia es lo más importante, y la muerte de un ser querido es un hecho más traumático si cabe. De modo que debemos imaginar lo importante que debía haber sido este Mercedes para Juan, para que su familia haya decidido que descanse para toda la eternidad junto a quien fuera su propietario. Y hoy, tras 11 años de su fallecimiento, los nietos que han nacido sin tener el placer de conocerle, van a su panteón situado en el cementerio de Catabois para besar su estatua de tamaño real mientras sus padres le cuentan historias donde los protagonistas son Juan el gitano y su flamante Mercedes-Benz W201 de color blanco.