Como dice el dicho…¡Será por dinero! Esto es precisamente lo que debe pensar uno de los tiradores con mayor puntería que existe en la modalidad de tiro al plato. Tanta es la pasión por este deporte que el protagonista de esta historia, un ricachón que se llama Philip Thorrold, no lo dudó ni un instante el colocar la maquinaría necesaria para combinar sus dos mayores aficiones, los automóviles deportivos con las armas. Pensándolo bien, podría haber hecho la locura que a continuación se muestra tomando como base este Pontiac Bonneville, mucho más apropiado para la ocasión.
Sea como fuere, lo cierto es que un Porsche 911 clásico siempre va perfecto para cualquier representación, siempre y cuando se le trate bien y no sufra la ira de nadie. Ya has podido ver muchas locuras relacionadas con el sector del automóvil en Freno Motor, algunas de ellas de la mano de Tax the Rich y otras tantas viéndose involucrados todo tipo de vehículos pero sin duda alguna, lo de hoy es algo que nunca se había visto. ¿Un ‘lanzaplatos’ en el capó de un 911 Targa? Ver para creer.
Combinación perfecta, deportivo de época y deporte favorito
Philip Thorrold, quien dispone de una academia propia para adentrarse en el mundo de las pistolas, es millonario o sino, ¿quién podría darse el capricho de eliminar el capó para instalarle en su lugar este tirador de platos? Es curioso poder ver como los más adinerados se gastan algunos de sus ahorros en cosas de lo más llamativas. Sin embargo, hasta parece que uno termina de acostumbrándose si sigue de vez en cuando las redes sociales de Floyd Mayweather.
El reto no tiene mucho misterio. Únicamente debe fijarse en cada uno de los platos que salen disparados de la parte delantera del descapotable alemán. Así mismo, para complicar un poco más la situación, el Porsche no deja de dar bandazos de un lado para otro mientras culea por su tracción trasera. Obviamente, el hecho de haber escogido este tipo de propulsión no ha sido por azar sino que es una decisión tomada a conciencia.
Si ya era difícil dar en el blanco con el coche en movimiento, más difícil sería hacerlo mientras uno se sitúa en el asiento del acompañante. Así mismo, mientras la conductora acelera y gira el volante con movimientos bruscos, Philip continúa sin fallar ni un solo plato de los que escupe la máquina del capó.
No se sabe si esto es una estrategia para captar nuevos clientes en su propia academia de tiro o qué pero lo que está claro es que se ha ganado la expectación y el revuelo que se está produciendo por los principales medios de comunicación. A decir verdad, no le deben ir nada mal las cosas porque si ya de por sí tener un Porsche 911 Targa de la primera mitad de los años noventa es un privilegio, modificarlo para poder practicar el tiro al plato debe haberse convertido en uno de los placeres de su vida.