Siempre se nos dice que la seguridad es en el único elemento de un coche en el que no se puede escatimar. Sobre todo donde debemos llevar el material de mejor calidad es en los neumáticos, la única superficie que pone en contacto a nuestro coche con el suelo, y que deberíamos de elegir mucho mejor de lo que se suele hacer.
La crisis aprieta a nuestro bolsillo y está más que demostrado que gastamos menos que nunca en el mantenimiento de nuestros coches. Y ese mantenimiento precario sale a relucir en situaciones de emergencia, donde lo que hubiera sido un susto, puede convertirse en un accidente, o lo que es peor: costarnos la vida.
Y esto viene a cuento de los neumáticos chinos que tan de moda están, que a pesar de ser legal su venta en nuestro país no cumplen con normas de seguridad ni nos dan ninguna clase de garantías en condiciones de peligro, como pueden ser una frenada de emergencia o el agarre en mojado. Son ruedas que pueden llegar a costar hasta la mitad que un neumático de primeras marcas, pero que aunque aparentemente parezca igual, a la hora de la verdad son radicalmente distintos.
En el video de arriba puedes ver cómo Ben Collins hace una prueba en circuito de unos neumáticos de primera marca y otros de marca blanca. Lo hace en dos Volkswagen Golf idénticos, donde lo único que les diferencia es las ruedas que calzan. Lo que me habría gustado es ver esa misma prueba contra ruedas e Tigar, Kormoran o Riken, que son segundas marcas de Michelin, a ver hasta qué punto son igual de buenas respecto de marca original.
La prueba consiste en someterlos a un esfuerzo en curvas, y de repente efectuar una frenada brusca. Mientras que el Michelin para el coche en una distancia bastante correcta, el neumático chino necesita 10 metros más para detener el coche. Las ruedas de segunda pueden ser iguales que unas de primera marca en condiciones normales, en las que todos circulamos la mayoría del tiempo.
El problema viene cuando necesitamos de un buen agarre en un momento determinado, la capacidad de evacuación de agua que tienen, que nos permita evitar el aquaplanning, o incluso la estabilidad a altas temperaturas, que no haga que nos reviente un neumático en verano a altas temperaturas. Entonces lo que nos ahorramos en las ruedas chinas puede habernos costado un accidente, o reventar el paso de rueda y la aleta del coche; y es que lo barato a veces sale dos veces caro.