Seguramente pensarás que los asistentes de ayuda al aparcamiento son algo nuevo —y es que esta maniobra se presenta como una auténtica pesadilla para algunos—, que tan solo hace algunas décadas aparecieron los sensores de aparcamiento, hace cosa de diez años llegaron las cámaras de visión trasera, y que hace cuatro días existen los coches que aparcan solos. Pero nada más lejos de la realidad, pues el primer invento para ayudar con las maniobras de aparcamiento se desarrolló en 1927.
Se trata de un sistema que giraba las ruedas delanteras de forma especialmente ingeniosa, ya que podían girar sobre su eje 90 grados permitiendo que entrar o salir del aparcamiento fuera pan comido por muy justo que fuera el hueco. El ángulo de giro de las ruedas de un coche normal es mucho más limitado, debido a que la transmisión, suspensiones y sistema de dirección no permiten llegar a estos extremos. En este sistema tan rudimentario las cosas eran mucho más fáciles.
Como te puedes imaginar, llevar la tracción atrás hace que las ruedas traseras no pudieran girar con esta pasmosa flexibilidad, por lo que el coche solo podía girar sobre su eje, pero no en paralelo literalmente. Sea como fuere, las maniobras de aparcamiento eran un juego de niños. Lo mejor es que hasta hay un vídeo que se grabó en París, y que gracias a la British Pathé —es muy similar a lo que en la España franquista conocíamos como el NODO— está a nuestra disposición.
Ver vídeos así nos hace darnos cuenta que no somos tan inteligentes como creemos, y que hace muchos años a alguien ya se le ocurrieron estas cosas. Ejemplos como este los encontramos en el coche eléctrico, un vehículo tan futurista hoy día, y que su concepto en realidad ya existía antes incluso de que se inventara el motor de combustión interna.
