Nürburgring es uno de los lugares de culto en el mundo del automóvil. Es un circuito tan completo y enigmático que durante años ha sido el territorio de pruebas de decenas de fabricantes de todo el mundo. Además de ser un circuito donde cualquiera puede entrar con su coche, allí las marcas afinan sus coches para ponerlos a prueba de todo tipo de situaciones, y también debido al sobreesfuerzo de sus componentes ver cómo responden al desgaste de un usuario durante años en un periodo de tiempo mucho más corto.
Hay tantos tipos de curvas que pueden ser recreadas múltiples situaciones de la vida real, pero en un entorno controlado donde los pilotos probadores pueden llevar el coche al límite de la situación para ver cuáles son sus reacciones. Es así como se pone a punto un coche que está en pruebas, y cómo se afinan las mulas de pruebas hasta que se convierten en los coches de producción que llegan finalmente a las calles.
En el vídeo que os traemos hoy, podremos ver algunas tomas grabadas en el Nordschleife de muchos coches tomando curvas de forma violenta, derrapando, o poniendo al límite las fuerzas de la gravedad dando volantazos a más de 200 km/h. Gracias a estas pruebas los sensores de estas mulas obtienen información, y así es como se van madurando los desarrollos del chasis, controles de estabilidad, etc.
La mayor parte del tiempo se dedica a poner el coche al límite de su manejo, algo que a veces puede salir caro por culpa de un fallo como el que vimos de un Audi Q7 saliéndose de la famosa curva “sacacorchos”, y acabando estampado contra la mediana. Estamos seguros que en ese momento su suspensión o controles de estabilidad estaban siendo puestos a punto; lo podemos ver claramente por la forma que tiene de salirse de una curva que aparentemente estaba tomando bien, y de la que repente acaba saliéndose.