Es sin duda uno de los elementos más odiado por los conductores pero a la vez necesario para que el circular por las carreteras de nuestras ciudades no se convierta en una auténtica pesadilla. El significado de sus colores son de sobra conocidos por todos, y salvo que vivas en las islas afortunadas forman ya parte del paisaje de tu barrio. Nos referimos, como no, al semáforo, del cual hoy se cumplen 100 años de su invención.
Historia
Aunque parezca mentira, el concepto de semáforo es mucho más antiguo de lo que nos imaginamos. Ya a los antiguos romanos utilizaban antorchas en las calzadas, y a mediados del siglo XIX las calles de Londres se iluminaban con candiles de luces verdes y rojas que eran controlados por un policía para regular el flujo de los transeúntes.
No fue hasta 1914 cuando apareció el primer semáforo tal y como lo conocemos hoy en día en Cleveland, Estados Unidos. Se trataba de un dispositivo que gestionaba el tráfico entre la avenida Euclid y la calle 105 que carecía de luz ámbar, por lo que se avisaba con un zumbador de que la luz iba a cambiar de verde a rojo. Sin embargo, este sistema fue sustituido por la conocida luz ámbar que a todos nos incita a pisar el acelerador, apareciendo por primera vez en el año 1920 por las calles de Detroit.
¿Por qué tienen esos colores?
Que los semáforos regulen el tráfico con los tres colores conocidos por todos es consecuencia de la herencia recibida por los mismos por parte del mundo ferroviario, que a su vez heredó del mundo marítimo. Los barcos siempre venían utilizando unos códigos de colores para señalar quién tenía preferencia de paso, empleándose el rojo para indicar a babor y el verde para indicar a estribor de la embarcación. De modo que si dos barcos se acercaban perpendicularmente, el que viera la luz verde del otro barco sabía que tenía preferencia de paso.
Curiosidades
Desde su origen hasta hoy en día, los semáforos han ido evolucionando e introduciendo aspectos que nos facilitan la vida tanto a conductores como peatones: la introducción de luces LED, los avisos acústicos para invidentes, el contador de tiempo para que el peatón sepa cuánto tiempo le queda para cruzar, etc. Pero además de estas evoluciones, durante estos 100 años de vida se han acumulado un sinfín de curiosidades y anécdotas en el que el semáforo ha sido el protagonista. ¿Te apetece repasar algunas?
En 1926, se instaló el primer semáforo en España, concretamente en Madrid, entre las calles Barquillo y Alcalá.
En China intentaron que el significado de los colores rojo y verde se cambiaran, ya que el rojo se asociaba al Comunismo
Donde si tienen significado contrario es en Nápoles (Italia): amarillo y rojo significan “pasar”, y el verde, pese a toda las “reglas internacionales” todo lo contrario, que ha de pararse.
El alegre hombrecillo verde o rojo de los semáforos, conocido en Alemania como ‘Ampelmann’, fue introducido por las autoridades comunistas en la Alemania del Este y desde la caída del muro de Berlín se ha convertido en un fenómeno de marketing.
El 5 de abril de 2008, el Ayuntamiento de Jaén instaló el primer semáforo no sexista, pues la tradicional silueta andante cambia el pantalón por la falda. Dicho semáforo se encuentra en el cruce del Paseo de la Estación con la Plaza de Jaén por la Paz, frente a la estación de Renfe.
El día 6 de marzo de 2006, el tráfico de la Ronda de la Muralla de Lugo protagonizó una iniciativa de la artista uruguaya Luz Darriba. Los muñequitos de los 72 semáforos de la Ronda de la Muralla que regulan el paso de peatones vistieron falda en homenaje a la mujer trabajadora.
Valencia, es la ciudad con más semáforos por habitatante (uno por cada 750 habitantes). El promedio es significativamente más alto que el de Madrid (uno por cada 2.700) o el de Barcelona (uno por cada 2.000). Existen también propuestas de semáforos que muestran los mismos tres colores con distintas formas (cuadrado el rojo, romboide el amarillo y circular el verde), de tal modo que los daltónicos puedan identificar su estado rápidamente.
En otros países, como por ejemplo en EE UU, algunos semáforos situados en intersecciones amplias o conflictivas añaden una cuarta luz de color azul o blanca que se sitúa encima del semáforo, de tal modo que puede verse desde cualquier punto de la intersección. Esa luz adicional se enciende cuando el semáforo sobre el que está situada está en rojo, de modo que cualquiera puede saber qué semáforos están en rojo y cuáles no. Especialmente los agentes de tráfico pueden identificar fácilmente cuándo un conductor se salta un semáforo en rojo.
Un artículo verdaderamente interesante y con anécdotas totalmente desconocidas para mí.
[…] en poder acudir a tu lugar de trabajo o llevar a los niños al colegio sin toparte con un solo semáforo en rojo. Parece imposible, ¿verdad? Pues Ford trabaja en estos momentos en desarrollar una […]