El vídeo que os traemos hoy es lo más próximo a un David contra Goliat que podemos ver entre dos coches. Por un lado tenemos el nuevo Smart ForTwo y por otro el mastodóntico Mercedes-Benz Clase S, el buque insignia de la marca alemana.
Una de las principales novedades en lo que a seguridad pasiva se refiere de los nuevos Smart es la célula de seguridad Tridion, fabricada con aleaciones de alta resistencia utilizando un proceso de construcción similar al de las células de seguridad de muchos superdeportivos.
Para demostrar la efectividad de este sistema y acabar con el mito de que los coches pequeños son más inseguros, desde Daimler han decidido enfrentar al nuevo Smart a un Mercedes-Benz Clase S, la berlina de representación de la marca que pesa unos nada despreciables 2308 kg, más del doble que el Smart ForTwo, que con sus 1124 kg es uno de los coches más ligeros del mercado.
El crash test se lleva a cabo a 50 km/h con un solapamiento del 50%, con el fin de simular un choque fronto-lateral, uno de los tipos de impacto más peligrosos y a la vez más habituales.
Como podemos ver en el vídeo, a pesar de que la zona de deformación del Smart se comprime completamente no parece que el motor invada el habitáculo dañando las piernas del conductor. Además, parece que ambas puertas se pueden abrir sin problemas tras el impacto, gracias a la rigidez de la célula Tridion. Por su parte, la zona de deformación del Clase S también hace bien su trabajo, ayudando a disipar aún más la energía del impacto.
Como siempre nos gustaría conocer vuestra opinión. ¿Qué os parece este crash test? ¿Creéis que el Smart mantendrá este nivel de seguridad a velocidades algo superiores?
¿1.124 kilos un Smart? Madre mía que gordo está ese coche con lo pequeño que es.
Por otro lado, este tipo de pruebas se deberían hacer habitualmente, ya que ofrece grandes cantidades de información sobre las consecuencias de un accidente entre coches tan dispares como los que aquí se ven.