Todo aficionado al mundo del motor desearía hacer con alguno de los coche favoritos de su infancia. Siempre hay alguno que nos deja marcados y para mí, el F50 significaría algo parecido a la cumbre en cuanto a diseño. Desde aquel entonces, pese a la llegada del Enzo unos años más tarde, no ha habido algo parecido en cuanto a diseño y brutalidad. Sí, es cierto que los descendientes, llamémosles Enzo o LaFerrari, lo superan en prestaciones, eficiencia, conducción o hasta en fiabilidad pero a este concreto superdeportivo, fabricado entre 1995 y 1997, se lo perdonaría.
Una vez nombrado el coche que podría estar coronando el garaje de mis sueños, o no si me tocasen varios millones en la lotería, toca hablar de Tax on the Rich. No es la primera vez que en Freno Motor se trata este curioso tema. Se caracterizan por probar algunos de los mejores coches del mundo pero no precisamente en los que se les da bien, sino cambiándoles sus ecosistemas favoritos para realizar otro tipo de funciones. El caso más sonado es el del Rolls-Royce Wraith, uno de los modelos de la firma británica que más interés despierta entre los ricos del mundo, el cual se ve obligado a sacar a relucir sus aptitudes off road.
Ferrari F50 y su nueva profesión al estilo lancha acuática
Hoy era un buen día para rememorar un episodio en el que una de las unidades fabricadas en la fábrica de Maranello se pusiese el disfraz de lancha acuática para deslizar a un surfista por un canal. Pese a que parezca increíble, únicamente bastaba con tender una cuerda que uniese la parte trasera del superdeportivo de los años noventa a las manos del otro protagonista.
Básicamente, este era el truco de la historia. Pero, ¿cómo es posible que la persona que está anclada a la tabla de surf aguante la fuerza que suelta el Ferrari F50 al acelerar? Estamos hablando que en ese proceso, 520 CV de potencia eran soltados y la torsión de la cuerda debería significar una sacudida para el protagonista. Sin embargo, consiguió aferrarse y se lanzó a por el reto de conseguir surfear tirándole un todopoderoso Ferrari de la antigua escuela.
No contentos con haber conseguido la hazaña, probaron a realizar otra prueba saltando desde un puente en vez de hacerlo desde un lateral. Al igual que en la anterior vez, consiguió estabilizarse en la tabla y se dispuso para la realización de todo tipo de piruetas por el estrecho canal que recorría. Es cierto que el Ferrari no estuvo en peligro en ningún momento por lo que no se temió que se produjese un accidente que dejase inservible una de las 349 unidades que se produjeron.
Las pruebas de Tax the Rich son de lo más alocadas posibles. Para nosotros, como espectadores, siempre es un privilegio poder disfrutar de este tipo de historias tan extrañas en modelos que jamás podríamos pensar que se podrían hacer algunas pruebas. En cambio, sí que es importante recordar que siempre y cuando no presenten un peligro para todo aquel que se vea involucrado en los episorios serán bienvenidas este tipo de locuras.