¿Os imagináis a Pablo Iglesias conduciendo su modesto Renault Clio de color azul siendo Presidente del Gobierno? No, yo tampoco, por mucho que él insistiera. Y aunque en nuestro país se ha criticado mucho el excesivo gasto público relacionado con los vehículos oficiales, en Estados Unidos es bien diferente.
Recordemos que el presidente de Estados Unidos es la persona más poderosa del planeta, y uno de los blancos prioritarios de cualquier organización terrorista. Además, en un país donde cuatro de sus presidentes han sido asesinados, el último mientras iba en un vehículo como es el caso de John F. Kennedy, cualquier medio que garantice la seguridad del Presidente se antoja escaso.
Así que para mantener a Barak Obama a salvo de cualquier ataque, el Presidente de los Estados Unidos se mueve en algo más que un simple vehículo oficial dotado de un sistema de blindaje. Tal es el alarde de tecnología, prestaciones, y seguridad de dicho vehículo, que es conocido con el nombre de “La Bestia”
Así es “La Bestia”
Tomando como base un Cadillac One, por encargo del servicio secreto de los Estados Unidos, se han realizado una serie de modificaciones que hacen que su valor sea de aproximadamente de 1,5 millones de dólares y que sea, de lejos, el vehículo terrestre más seguro de todo el planeta.
Para empezar, la estructura de este coche está formada de aluminio, acero, cerámica y titanio. Mide más de 5,5 metros de longitud, pesa nada más y nada menos que 7 toneladas, algo lógico cuando se sabe que su blindaje posee un grosor superior a 20 cm, y es capaz de resistir todo tipo de proyectiles y ataques, incluidos nucleares (salvo que le caiga la bomba justo encima, imagino) biológicos y químicos.
Las ventanas y parabrisas también son prácticamente indestructibles, están fabricadas de un material especial que resiste todo tipo de proyectiles, además, tienen un sistema de seguridad por el cuál sólo se pueden bajar unos pocos centímetros, por lo que sólo permiten la entrega y salida de documentos.
Por su parte, tampoco se han descuidado la protección de las ruedas, uno de los puntos débiles de cualquier vehículo. Así, son antibalas y pueden andar con total normalidad aunque se queden sin cubierta, directamente sobre las llantas gracias al material y la forma de estas.
Pero sin duda, lo que más me ha gustado es que su depósito de combustible está recubierto por una espuma auto-expandible. De modo que si el depósito es atravesado, esta espuma se infla y repara el agujero para que el coche pueda seguir con combustible y no haya ninguna explosión.
Un hospital sobre ruedas
Está bien, ya hemos podido comprobar que exteriormente “La Bestia” parece más un tanque que un coche presidencial. ¿Pero qué pasa con su interior?
En el caso de el Presidente resultara herido, el interior de “La Bestia” cuenta también con el botiquín móvil más avanzado del planeta y algo que me ha encantado: muestras de sangre frescas del presidente, para hacer una transfusión en el caso de que esto fuera necesario
Pero además, el coche tiene un sistema de suministro de oxígeno que protege al presidente ante un ataque químico cerrando cualquier entrada de sustancias desde el exterior, así como un sistema anti-incendios capaz de apagar cualquier fuego que se produzca.
Y por si fuera poco, un buen arsenal de armas
Y ahora vamos con lo mejor, porque “La Bestia” no sólo está pensado para proteger y salvar la vida del Presidente si fuera necesario. Así que tomando literalmente aquello de que la mejor defensa es un buen ataque, este vehículo cuenta con armas automáticas y cañones de gas que expulsan químicos capaces de disuadir a cualquier terrorista.
Además cuenta con un sistema de visión nocturna, un sistema de seguimiento GPS ultra avanzado y un centro de comunicaciones. De modo que en el caso de que el coche fuera asaltado, Obama podría apretar el tan famoso botón del pánico que tiene y automáticamente cientos de efectivos (seguridad, médicos, logística…) acudirían a su rescate.
Jugar al despiste
Pero por mucho poder que se tenga, de nada sirve si no está en buenas manos, así que el conductor de “La Bestia” no puede ser un chófer cualquiera, sino un agente de la CIA especialmente entrenado para tal función capaz de afrontar todo tipo de situaciones y enfrentarse a cualquier tipo de enemigo.
Y si creías que esto era todo estás muy equivocado, porque ahora viene la mejor carta para garantizar la seguridad de Obama. Porque no hay estrategia defensiva mejor que jugar al despiste con tu enemigo, por eso “La Bestia” nunca viaja sola, sino que siempre le acompaña por lo menos un coche igual para que nunca puedan localizar de primeras cuál es el del Presidente.