Poco a poco vamos dejando atrás el invierno y con ello, la presencia de nieve en zonas relativamente próximas al nivel del mar. Aún así, en Freno Motor adoramos esta estación del año si ello implica poder hacer drift sobre esta superficie resbaladiza y exigente. Eso sí, siempre con cabeza por muchos cursos de conducción que se hayan hecho.
Aquí ya tuvimos el placer de presentar el increíble Ferrari F40, el preferido de Jeremy Clarkson , deslizándose por una granja bajo la dirección de Tax The Rich. Ahora, una interpretación de otra unidad sin apenas ayudas electrónicas acaba de salir a la luz bajo el patrocinio de una compañía de bebidas energéticas con el objetivo de determinar si es válido como coche para hacer una acampada. ¿Es en realidad un 4×4 y aún no nos hemos enterado?
El Ferrari F40 se va de camping y para ello precisa de unas cadenas
Poco más de cuatro minutos de emoción son los que te esperan en cuanto presiones el botón del play. En las imágenes se puede ver una unidad de las poco más de 1.300 fabricadas entre los años ochenta y noventa. Concretamente, se trata de una con el característico color Rosso Corsa, el más común entre el superdeportivo clásico.
Y bien, ¿qué es lo único que necesita el modelo italiano? Un juego de cadenas para el uso en la nieve. Con ellas, se desenvuelve a la perfección entre los varios centímetros que forman la capa de nieve durante todo el trayecto. Lógicamente no hay una aceleración descomunal pero el piloto tiene el suficiente valor como para meter en esta superficie un modelo que no tiene control de tracción ni cualquiera de los privilegios con los que cuentan la mayoría de los deportivos actuales.
En el techo, acoplando con una baca improvisada, está lo necesario para pasar una noche en la colina. Eso sí, para llegar hasta allí arriba el clásico tenía que ascender unos cuantos metros bajo un terreno lo menos parecido posible al asfalto. Es por ello que debía emplearse a fondo para lograr que no se fuese de atrás y terminase haciendo un trompo.
Caía la noche y por tanto, era hora de encender las luces. No bastaba con las convencionales por lo que había que recurrir a unas extra dignas de cualquier coche de rallyes de los noventa. El tono amarillento destaca por encima de los faros retráctiles, que apenas aportan luz si se comparan con los cuatro potentes halógenos que desprenden un haz de luz envidiable.
Una vez arriba solo quedaba disfrutar de una merecida cena con el calor que desprendía el fuego de una hoguera improvisada. ¿Quién dijo alguna vez que el Ferrari F40 no era un coche apto para una acampada en condiciones? Obviamente, no puede ofrecer lo que incorpora la Mercedes Marco Polo, pero sin duda, tiene mérito lo organizado con tan poco espacio en el interior del superdeportivo.
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Ahora bien, ¿eres partidario de este tipo de ‘gymkhanas’ o crees que sería mejor que fuesen pilotados únicamente en circuito o en simples paseos a pocos kilómetros por hora?