Mansory es un especialista con una personalidad muy marcada y sus creaciones te pueden entusiasmar o te pueden espantar. Es ésto último lo que me suele pasar a mi con los trabajos de Mansory. No son precisamente humildes y en su afán por ser los más exclusivos, personales y espectaculares terminan siendo horteras y muy recargados. Aunque como en todo, existe la excepción que confirma la regla y aquí os la traigo, aunque tiene truco.
De todos los trabajos de Mansory el que más me gusta es su programa de personalización para el Ferrari 458 Speciale. Es recatado, mucho para ser de Mansory, cuadra perfectamente con la línea estética y cuesta ver las diferencias. Pero como he dicho antes, tiene truco.
Ese truco es, que apenas se modifica nada del coche. El programa de Mansory solo se centra en un kit aerodinámico muy escueto que parece casi de serie. Fíjate bien, porque las modificaciones están ahí o eso dicen desde Mansory. El splitter frontal es nuevo, así como las rejillas de las salidas de aire de las aletas y del paragolpes delantero. En la salida de aire del capó frontal se añade una deriva que ayuda a redirigir el aire y las entradas de aire junto a los faros, incorporan unas rejillas que antes no tenían y que me parecen lo peor del kit de Mansory.
Atrás ocurre tres cuartos de lo mismo. Cuesta encontrar las novedades que incorpora Mansory al Ferrari 458 Speciale, pero haberlas, haylas. Por ejemplo, el labio sobre la salida de aire entre los pilotos es nuevo, así como el difusor y el paragolpes. Las llantas también son nuevas, pero eso es lo más evidente de todo el kit de Mansory. Personalmente, me gustan más las originales.
Mecánicamente no se toca nada y el V8 atmosférico de 4,5 litros se mantiene en los 605 cv.
