Tener que hacer viajes al taller de la marca para que únicamente se le tenga que cambiar una pieza o mirar que está bien regulada y encajada es un extra que, aunque no suponga un coste económico para el cliente final, es una faena cumplir con la obligación, o eso es lo que dice la mayoría del público que lo ha sufrido. Pero, ¿es bueno que se lleven a cabo estas revisiones muy especializadas? No hay que dicho que ejemplarice mejor la situación, ‘es mejor prevenir que curar’.
Así, la llamada a revisión puede venir supeditada por dos vías, por el mismo fabricante automovilístico o por un organismo oficial, ya sea NHTSA para Estados Unidos o EuroNCAP para Europa, entre otros. En el primer caso, es un orgullo para los amantes de una marca que el propio fabricante les avise que puede haber un fallo que tenga consecuencias en el futuro. De acuerdo, también lo hacen para curarse en salud y evitar futuros juicios y pagos de indemnizaciones, pero bueno, nos quedaremos con la parte colorida de la acción. Por otro lado, tras una evidencia en los test de pruebas o experiencia de uso, puede ser el organismo de seguridad de cada país quien tiene la última palabra para realizar una inspección a nivel global de un determinado modelo o marca.
No hay segmento que se salve de esta ‘cura de riesgo’. Ya sea un utilitario de 7.000 euros o un deportivo de altos vuelos con valor de muchos dígitos, lo cierto es que no se libra ninguno, todo eso sí como todo, entre comillas. Pero, ¿qué ocurre con el Ferrari LaFerrari?
Segunda llamada a revisión del Ferrari LaFerrari
Lo primero que hay que decir es que la llamada a revisión únicamente afectará a las 85 unidades del LaFerrari que se vendieron del total de las 499. ¿Por qué? Porque la obligación está escrita bajo la firma de la NHTSA, por lo que a término legal, únicamente se puede aplicar a los que están en territorio estadounidense. Y… ¿Cómo de quisquillosos son estos americanos?
La calidad y seguridad en un Ferrari es fundamental. Dada la velocidad que alcanzan, la probabilidad de sufrir un percance está siempre ahí, por lo que debe contar con medidas activas y pasivas para evitar sustos y daños personales. Es justo en este punto en el que ha intervenido la NHTSA. Resulta que si conduces un LaFerrari y sufres un pinchazo, teóricamente, puedes continuar la marcha circulando a 50 km/h según un piloto que aparece en el cuadro de mandos. Esta interpretación debe modificarse para rogar al conductor a que inmovilice el automóvil para evitar un riesgo absurdo.
A su vez, los reposacabezas de los asientos del biplaza no son lo suficientemente grandes para absorver la energía de un posible accidente según la normativa estadounidense, por lo que deberan ser sustituidos por unos diferentes para adecuarse a la ley del país americano.
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La pelota está ahora en casa de la firma italiana. Los nuevos reposacabezas deberán guardar una consonancia con los asientos actuales. Además, deberán introducir una actualización del paquete software para modificar la afirmación acerca de un posible pinchazo.
Desde mi punto de vista, las llamadas a revisión son un elemento a valorar en la compra de un coche. Teniendo en cuenta la gran cantidad de piezas que hay por cada unidad, entra dentro de los parámetros normales la posibilidad que existan ciertos fallos y que aparecen únicamente con la experiencia de uso prolongado en el tiempo. Por otro lado, hay otras irregularidades que no se deben tolerar, como el famoso Takatagate, donde los airbargs defectuosos de la empresa japonesa Takata están ahora instalados en millones de coches a nivel mundial, teniendo que ser revisados por los talleres de muchos fabricantes de automóviles.