El mundo de los videojuegos de coches siempre ha sido de muy poca utilidad en el sector de la producción y fabricación de automóviles. Pese a que cada vez son más realistas, siguen sin reflejar las condiciones que se viven en el día a día. Y eso, ¿por qué? Teniendo en cuenta que muchos de esos juegos tienen su foco en el circuito y el resto en carreras callejeras, no son adecuados para tenerlos en cuenta, por ejemplo, en el desarrollo de la conducción autónoma.
Ford, que actualmente está investigando cómo mejorar su propio coche autónomo, cree que introducir precisamente las reacciones de los videojuegos puede ser positivo para salvar una hipotética situación de peligro. Pero, ¿en qué se basan? Actualmente, las pruebas con tráfico real no llegan a tener en cuenta a los conductores temerarios si no se cruzan con ninguno de ellos en el periodo de aprendizaje. Dado que realmente los hay, es necesario partir de una base y parece que Ford sabe cómo hacerlo.
Ford y los videojuegos en la innovación del coche autónomo
En Ford, desde su centro de investigación situado en Palo Alto, creen que introducir un tipo de conducción que la mayoría de personas se atreven solo a hacerlo en el medio virtual es vital para evitar futuras interacciones que no hayan podido experimentarse en el pasado. Es obvio que introducir el comportamiento de un juego de carreras de circuitos como tal no tiene ningún sentido a no ser que se esté innovando, por ejemplo, un Audi RS7 para ser rapidísimo en un trazado.
Así pues, para ir eliminando cualquier hipotética situación de peligro, es muy importante que los software incorporen la mayor información posible de alternativas a ocurrir. Ahí es donde la experiencia de los videojuegos pueden jugar un gran papel de cara a reducir riesgos. De esa forma, cuando se estandarizasen en el mercado, incluirían todo lo necesario para enfrentarse a cualquier problema que pudiese ocasionarse.
Además, dado que lo que buscan es contar con el mayor número de partidas jugadas con el objetivo de contar con una muestra muy alta, el sistema está disponible para smartphones por lo que es muy sencillo acceder a él en cualquier momento. Dicho esto, Ford busca diferentes metas con este programa, conseguir un mayor número de personalidades al volante, saber cómo atajar posibles conducciones temerarias y otorgar mucha más información al software encargado de que el coche comience la marcha sin conductor.
Este es un paso más en la carrera de la conducción autónoma. Todo parece indicar que en los próximos veinte años habrá en las carreteras una gran parte de vehículos que no necesiten conductor alguno para poder moverse de un punto A a uno B. Dicho esto, habrá que esperar aún porque todas las empresas que tienen en común esta línea de investigación deben continuar mejorando los software puesto que no tienen aún la capacidad para lograr una eficiencia perfecta en materia de seguridad.
Con esta nueva fuente de investigación, Ford intenta recopilar más información para conseguir ser su sistema de piloto automático el más inteligente de los que existen.