Me encuentro en un momento en el cual, el simple echo de nombrar a una empresa española de cierta envergadura, o un proyecto en el que se necesite una inversión multimillonaria, provoca que me recorra un escalofrío por la espalda. Hemos llegado a una situación, que pocas cosas ‘marca España’ nos dan confianza. ¿Será un timo? ¿Quebraran? Me da mucha rabia este tipo de cosas porque no todas las empresas son así, pero se ven influenciadas, para mal, por los grandes saurios empresariales que estafan y defraudan tanto como les viene en gana.
No me extraña por tanto la noticia que acaba de salir, pero antes de relataros la historia, que no es ninguna sorpresa porque os lo dejo claro en el título, vamos a conocer que es eso del Hiriko, porque para ser sincero no lo había oído nunca y el proyecto según he podido ver, comenzó en 2010. ¿Que estaría yo haciendo por aquel entonces? Bueno, al lió. Resulta que hace cinco años una serie de empresas; Guardian, SAPA, TMA, ferging Productions, BRW, Maser MC e Ingeinnova, se unieron para crear Hiriko y ponerse a fabricar coches eléctricos de bajo coste y enfoque completamente urbano.
A la cabeza de aquel conglomerado estaba Juan Echave, que aseguró en su día que abrirían la primera fábrica en Vitoria y que posteriormente, irían expandiéndose por el resto de países de la Unión Europea. Incluso Javier Maroto, alcalde de Vitoria, se mostró muy contento porque crearía 800 puesto de trabajo en la capital vasca. Todo eran elogios e incluso llegaron a comentar que el precio no sería mayor a los 12.500 euros y que más adelante querían lanzar un roadster, un pick up y un minibus de 10 plazas.
No se puede negar que todo tenia una pinta fantástica. Además, ese cochecillo que iban a lanzar se basaba en unas patentes del Instituto Tecnológico de Massachusets, tendría cuatro motores eléctricos (uno por rueda) y una autonomía de 120 km.
Se presentó en Bruselas en 2012 con la asistencia del presidente de la Comisión Europea Jose María Durao Barroso. Durante la presentación y en algunas ocasiones, hablaron de una inversión de entre 40 y 60 millones de euros que podrían llegar a 170 millones si empresas extranjeras se interesaban en el proyecto con la idea de producir hasta 60.000 coches anuales. El Gobierno de España puso 14,7 millones de euros, el de Euskadi puso otros 2,7 millones y ahora, la empresa ha quebrado y se han fundido esos más 17 millones… ¡17 millones de dinero público!
Nadie dentro del proyecto estaba involucrado en la industria del automóvil, ni tampoco tenían contactos. Dicen las malas lenguas que eran empresas muy cercanas al PNV y que todo era un montaje para quedarse con el dinero. Según parece, durante aquella presentación en Bruselas el coche ni siquiera pudo ponerse en marcha por culpa de la humedad, que provocó que algunos ingenieros se pusieran a secar los sistemas con un secador de pelo (¡flipante!). De todos los coches que prometieron, solo se terminó uno y se dejaron a medias dos y no había por ningún lado lagunas innovaciones que prometieron, como una dirección ‘by wire’ o un mando por joystick en lugar del habitual volante.
Pero cuidado, porque la fiscalía acusa a seis de los promotores precisamente de montarlo todo para quedarse con el dinero. Les acusan de usar esos fondos para pagar a otras empresas subcontratadas que ni siquiera tenían trabajadores y que formaban parte del entramado, de pagar el alquiler de las oficinas a un precio desproporcionado cuando además, eran propiedad de uno de los socios y de deberles a sus 25 empleados 120.000 euros en cuestión de sueldos. Es más, éstos mismos empleados comentaron que los jefes no tenían ni idea del negocio; buscaban terminar un desarrollo que las grandes empresas hacen en dos años y con 200 empleados, en solo uno y con solo 25 trabajadores, que no era posible cumplir lo que pedían.
Es uno de esos ‘pelotazos’ que tan bien se les da a los ’empresarios’ españoles. Tan bien como lavarse las manos antes los problemas porque solamente uno de los acusados, Jose Luis Bengoechea, ha hecho declaraciones.
Todo se aclarará muy pronto, en primera instancia, creo yo. Nos quedamos sin dinero; pero era un proyecto magnífico. ¡Ojalá hubiera ido como tenía que haber ido!
Ahora sí que se puede decir que es un coche 100% “Made in Spain”