El mundo de la competición es muy duro. Siempre hay que estar innovando y mejorar lo que ya se tiene para conseguir mantener la mejor posición en el ranking. En el mundo de la Formula 1 se ve a diario. Un año la escudería puede ser todo éxitos y en cambio, al año siguiente tener coches que son un fiasco. Como en todas las pruebas del motor, o mejoras o date por acabado.
Esta historia, tristemente, podría ser recordada por lo que un día fue Lancia. Los más jóvenes, si viesen hoy un Delta quedarían muy sorprendidos de que este nombre se asocie al de velocidad, aceleración y manejo. De hecho, podría ser lógico hasta pensarlo. Los cambios entre el modelo actual y el que se debería considerar como el original son asombrosos dejando a un lado el paso de los años. Podría semejarse a lo que ha ocurrido con el Mercedes Clase A pero al revés. En este caso se ha producido un resurgimiento mientras que en el italiano un paso atrás, bastante atrás. Sea como fuere, lo que es cierto es que hubo un tiempo que la empresa del grupo FCA tuvo un número de fans incondicionales que aún hoy día mantienen la llama encendida de su afición.
Tanto es el orgullo herido de estos adictos al sentimiento de pertenencia de la marca italiana que aún hay algún que otro taller que se encarga de reparar y preparar modelos exclusivamente Lancia de la época en la que los éxitos no podían contarse con los dedos de una mano.
Taller K Sport
Sin duda, este peculiar taller debe ser único en el mundo. Situado, no podría ser de otro modo, en Italia, en el talón de la ‘bota’, sigue operando y recibiendo modelos emblemáticos deseando ser tratados de sus heridas de guerra tras los años de batallas. No hay que olvidar que los años van pasando y con ello las averías y piezas de desgaste necesitan un recambio con urgencia. ¿Cuál es el mejor sitio donde será tratado? Obviamente, en K Sport, el lugar donde podría considerarse como un hotel de cinco estrellas para los Lancia Stratos y compañía.
Los modelos más importantes de esta mítica marca y que por tanto serán los más mimados, son el Delta HF Integrale y el citado Stratos. Pero hay otros que recibirán el mismo cariño que los dos más reconocidos.
Cuando un cliente llega a este increíble taller, trabaja codo con codo con el mecánico para ver qué es lo que mejor se adapta a cada caso. Se puede, por tanto, reparar o hacer alguna que otra preparación que mejore el aspecto físico o el comportamiento a través de una modificación en el sistema de suspensiones, una dieta de adelgazamiento o un incremento de la potencia del motor.
La economía, para este grupo de personas, queda relegada a un segundo plano. Obviamente, no debe ser un agujero en pérdidas pero tampoco obtendrán muchos beneficios con esta actividad. Teniendo en cuenta las unidades que se fabricaron y por ende, el número de repuestos escaso, siempre se tiene que ir jugando con la fabricación casera de nuevas piezas o el apaño de las existentes para que vuelvan a ser operativas. Y todo ello, claro está, conlleva un coste económico.
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Tener talleres muy especializados es una suerte para los amantes de modelos muy concretos o de marcas con un pasado respetable. Aquellos que son fieles a la empresa y poseen una unidad muy especial, estarán dispuestos a trasladarse a casi cualquier lugar para conseguir que se le meta la mano al coche y seguir disfrutando de una auténtica joya con ruedas.