Seguro que a todos los lectores enamorados de la deportividad les sonarán unas siglas que se han convertido en un mito por derecho propio: AMG. Un acrónimo –como sucede con los símbolos S y RS de Audi, o M de BMW– cuyo concepto es mucho más inspirador y profundo que el propio significado que sus letras representan. Pero para todo aquel que quiera satisfacer su curiosidad, basta con decir que las siglas AMG provienen de las iniciales de los apellidos de sus dos fundadores (Hans Werner Aufrecht y Heberhard Melcher), unidas al nombre de la ciudad de origen de Aufrecht (Grossaspach).
El origen
Aufrecht y Melcher pertenecían a una generación nacida tras la Segunda Guerra Mundial, que no se arredraba ante las dificultades; caracterizada por su capacidad de sacrificio, su tesón a prueba de desengaños y una fe ciega en la viabilidad de sus proyectos. Los dos trabajaban para Mercedes en la fabricación de vehículos de calle, pero soñaban con prestar sus servicios en el desaparecido equipo de competición del fabricante alemán. Algo imposible a finales de los sesenta, debido a que tras el terrible accidente de Le Mans de 1955, en el que un 300 SLR salió proyectado hacia el público causando la muerte de 82 espectadores, la compañía había decidido retirarse oficialmente de las competiciones. Un veto que no se levantaría hasta 1989.
No obstante, los vehículos Mercedes siguieron participando a nivel privado durante ese largo período de ausencia. Viendo que el fabricante de la estrella no levantaría su auto-impuesta prohibición de competir a corto plazo, los dos ingenieros alemanes optaron por crear en 1967 una empresa para diseñar y probar motores de competición. La idea era buena: comprarían coches sueltos a Mercedes y los adaptarían para participar en carreras a nivel particular.
Expertos en Mercedes
Los inicios de AMG fueron modestos. Se especializaron en Mercedes, ofreciendo preparaciones y paquetes de adaptación para los motores, así como suspensiones más rebajadas y llantas de aleación de aires deportivos que anticiparían la estética que estaba por venir. Mientras muchos clientes acudían a ellos en busca de una personalización más agresiva y deportiva para sus coches de calle, los dos ingenieros seguían con la mirada fija en la competición. Su primer éxito reseñable se produjo en las 24 Horas de Spa, en 1971, con el Mercedes 300 SEL 6.3 V8, un coche de carretera ampliado con un motor 6.8 y 428 caballos.
La profesionalidad y el saber hacer de AMG generó un buen ambiente de colaboración con Mercedes, pese a que muchos consideraban que los vehículos que comercializaba AMG ya no eran genuinos Mercedes por el exceso de modificaciones y retoques. De hecho, otros de los productos que más beneficios generaron fueron los kits AMG de carrocería, con spoilers, ensanchamientos para los coupés, asientos envolventes y volantes más pequeños.
La integración completa en Mercedes
Los directivos de la estrella empezaron a ser conscientes de que la gente, cuando quería un Mercedes radicalmente deportivo, siempre recurría a las individualizaciones de AMG. De un modo inteligente, se percataron de que era imposible ponerle puertas al campo y decidieron beneficiarse también de una potencial fuente de negocio, permitiendo que AMG utilizase la red de ventas de Mercedes para comercializar sus líneas de personalización.
Y en 1989, cuando Mercedes decidió regresar a la competición, lo hizo de la mano de su aliado más experto: AMG. Este proyecto generó unas sinergias muy positivas, lo cual repercutió en una unión de fuerzas para todo lo referente al diseño de producto. Gracias a esta colaboración cada vez más estrecha, hemos podido disfrutar de vehículos míticos como el Mercedes C 63 AMG, el Mercedes CLA 45 AMG o el Mercedes SLK 55 AMG Black Series.
Aunque donde de verdad AMG ha demostrado que es una de las empresas más punteras del sector, en cuanto a diseño y tecnología, es con el SLS AMG. Un modelo desarrollado de principio a fin por AMG –integrada totalmente en Mercedes desde 1999– que destaca por su deportividad extrema, por su diseño de estilo retro inspirado en el antiguo 300 SL Alas de Gaviota, y por una ligereza y agilidad sorprendentes. ¿Conocías el origen de este mito de la deportividad? ¿Quieres contarnos alguna anécdota o detalle que complemente el artículo? Te espero en los comentarios.
Muy buen artículo!
Gracias, Pablo.
Bienvenido a Difoosion Ricardo. Creo que aquí en Freno Motor podrás dar lo mejor de ti en algo que realmente se ve que te apasiona. Te seguiré la pista de cerca.xD
Muchas gracias, Carlos. Trataré de dejar el pabellón bien alto. Tan alto como está hasta ahora.
Hola Ricardo: Me alegra mucho verte por aquí y saber que nos hemos subido al mismo barco. Enhorabuena por tu artículo, como sabes te sigo desde hace mucho y estoy seguro de que aportarás calidad a esta página. Súper fichaje que ha hecho Frenomotor contigo.
Grandisimo post Ricardo.
Hola, Álvaro: parece que coincidimos en una nueva aventura. Enhorabuena a Frenomotor por contar con gente como Álvaro.
Gracias, Mario Rodrigo. Estos comentarios animan mucho. Motivan mucho más de lo que la gente cree.
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