Todos sabemos lo difícil que está convirtiéndose la entrada de Uber en todos los países. Lejos de darse por vencidos, lo han intentado de todas las maneras posibles, desde llegando a acuerdos para ofrecer transporte aéreo hasta motos en ciudades muy congestionadas. Ahora, podrían llevar a cabo una estrategia más arriesgada si cabe, poseer una de las flotas más importantes desde el punto de vista tecnológico.
Esto es lo que al menos puede pensarse viendo los datos publicados por la revista alemana Manager Magazin. Si hace unos días saltaba a la luz un encargo de una treintena de Rolls-Royce Phantom, hoy se rumorea que el fabricante Daimler y Uber podrían haber llegado a un acuerdo para fabricar nada más y nada menos que 100.000 unidades del buque insignia de la firma de la estrella. ¿Qué hay detrás de los planes de Uber con este movimiento?
Uber sabe como mantenerse en el mercado
El grupo Daimler, en los últimos años, ha llevado a cabo una investigación para lograr crear una tecnología que impulse el vehículo autónomo. Como muchos otros fabricantes, ya han conseguido hacer sus pinitos en esta nueva dimensión del sector del automóvil. Prueba de ello ha sido el Mercedes Clase S 500 Intelligence Drive y un camión futurista, modelos capaces de prescindir del conductor en ciertas vías por limitación legal.
La compañía estadounidense Uber ha puesto mucho interés en este proyecto y no podría materializarse hasta el año 2020. Sin embargo, estos rumores adelantan la visión que tiene la aplicación móvil respecto al futuro del sector. La solución es la conducción autónoma, la cual creen, podrá ser aplicable en un intervalo de tres a cuatro años a gran escala.
Y bien, ¿cuál es el presupuesto con el que debería contar Uber para poder hacerse con esta flota? En términos generales, teniendo en cuenta el precio de un Clase S actual, podría estar rondando en unos diez mil millones de euros. Bien es cierto que la compañía tiene una capitalización mayor pero, ¿podrían costearse esta disparatada estrategia? lo cierto es que detrás de esta operación hay una explicación bastante convincente.
Por un lado, Uber está siendo atacada por todos los frentes al considerar que cualquier conductor sin licencia podría formar parte de la plantilla de conductores. Sin embargo, con esta política de vehículos autónomos, ¿qué barreras legales encontrarían? Ciertamente ninguna. Eso sí, para ello la legislación de los países en los que quisiera operar debería estar dispuestas con un artículo clave, que los modelos autónomos pudieran operar en todas las vías públicas del país.
Este tipo de movimientos pueden hacernos pensar que Uber sigue manteniéndose firme en su decisión de entrar a competir en el mercado. Actualmente no cuenta con la aprobación de la gran parte de los países tal y como se ha podido observar en multitud de ocasiones. Sin embargo, la llegada de los vehículos autónomos podría ser la salvación de la aplicación móvil. Por otro lado, sabiendo que este tipo de tecnología avanza a pasos agigantados, ¿qué esperanza le queda al sector del taxi de aquí a unos años?