¿Adiós al placer de conducir? El destino que nos aguarda gracias a los coches autónomos

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Rinspeed Xchange Concept

Como suelo hacer cada vez que las dudas atormentan mi mente y mi alma, suelo dirigirme hacía la estantería de mi salón para consultar ese libro que todos deberíamos tener en un lugar destacado de nuestra casa y que siempre tenemos olvidado: el diccionario. Lo abro y busco la definición de tecnología.

Conjunto de conocimientos técnicos científicamente ordenados que permiten diseñar y crear bienes y servicios que satisfacen tanto las necesidades esenciales como los deseos de la humanidad.

La importancia de la tecnología en la evolución humana

Park assist en 1927

Uno de los elementos clave que ha marcado la historia de la evolución humana que ha propiciado que seamos los dominadores absolutos del planeta ha sido, sin duda, el uso de herramientas. La tecnología nace en el momento que los hombres primitivos usan palos y piedras para fabricar objetos, y su historia no es más que la cronología de las revoluciones que se reduce a una memoria de instrumentos; una sucesión lineal de artefactos (como el coche) de eficiencia creciente.

Tenemos claro, pues, que hemos llegado hasta aquí gracias a la tecnología, aunque no ha sido un camino fácil. Al igual que hemos evolucionado, la tecnología también sufre sus procesos de evolución, por lo que todo avance tecnológico o nuevo invento requiere de un proceso de aceptación y adaptación por parte de la sociedad que lo recibe. Algunos progresan y se afianzan, mientras otros quedan el en olvido, pero todos cumplen con un propósito común: hacernos la vida más fácil y cómoda.

Para darse cuenta de ello sólo hay que mirar a nuestro alrededor. ¿Te has parado a pensar cuántos aparatos tecnológicos acabas usando a lo largo del día?

La aparición del automóvil en nuestras vidas

Viaje de verano

De todos los avances tecnológicos que la historia de la humanidad ha conocido, el automóvil ha sido uno de los que más ha cambiado por completo nuestras vidas. Gracias a él, se confirmó una auténtica revolución en lo que a concepto de movilidad de refiere. No en vano, hoy en día en cuestión de horas nos desplazamos con facilidad a lugares en los que antiguamente tardaríamos varios días, y algo tan sencillo como desplazarnos entre distintas localidades para ir a trabajar o pasar tiempo de ocio sería impensable si no existiera el automóvil.

Desde que apareció, el sector del automóvil siempre ha estado en constante evolución y avance, con momentos de grandes cambios que acabaron cambiando el concepto de dicha industria, como puede ser la consolidación de los motores de combustión frente a los antiguos motores eléctricos, o la implantación de la cadena de montaje como sistema generalizado de fabricación, por citar un par de ejemplos.

Pero de lo que tal vez no seamos conscientes, es de que, a mi juicio, tal vez estemos viviendo los primeros pasos de lo que sería la mayor revolución que el automóvil conocerá a la largo de su historia. Un hecho que, de considerarse, marcará el inicio de una nueva era totalmente diferente en la forma de entender al automóvil como medio de transporte: la conducción autónoma.

La metáfora de la cafetera, o simplemente apretar un botón

Los sonidos de los mejores deportivos

Recordemos por un instante en cómo nuestros abuelos preparaban el café. Era una tarea algo laboriosa, ya que primero había que moler los granos con el clásico molinillo, después colocar el grano molido en el correspondiente filtro, rellenar el depósito de agua, y finalmente colocar la cafetera en el fuego.

Con los años, el café comenzó a comercializarse ya molido, después aparecieron las cafeteras eléctricas con sus grandes depósitos de agua, y ahora mírate, sólo tienes que meter una pequeña cápsula en su compartimento para que en cuestión de segundos estés disfrutando de tu delicioso café.

Ya no tienes que preocuparte por moler el grano, ni rellenar el filtro, ni esperar unos minutos a que la cafetera alcance su temperatura para que el café suba. Sólo tienes que preocuparte de elegir la cápsula que quieres y apretar un botón ¿Qué pasaría si aplicamos este ejemplo al mundo del automóvil?

Compara cómo eran los coches de tus abuelos y cómo son los que conduces ahora. No tienen nada que ver. A parte de las mejoras en espacio, seguridad y comodidad, poco a poco los vehículos comienzan a realizar multitud de tareas por nosotros: frenan por nosotros, mantienen la velocidad constante por nosotros, conectan las luces o los limpiaparabrisas por nosotros, reconocen las señales de la carretera por nosotros… que leches, incluso ya no tenemos que molestarnos en aprender a aparcar.

¿Que será lo siguiente? No lo sé, pero esa no es la pregunta que me preocupa. La cuestión que me atormenta es. ¿Qué dejará la tecnología para nosotros? Exacto, lo mismo que ha ocurrido con las cafeteras: apretar el botón que la enciende.

¿Pero de verdad es inevitable la llegada de la conducción autónoma?

Mercedes-Benz Future Track 2025

Para quienes amamos los automóviles y gozamos del placer del conducir, una hipotética llegada de la conducción autónoma como una opción fiable sería similar al día del juicio final. Disfrutar de un automóvil no tendría sentido si no podemos conducirlos, sentir su comportamiento en carretera y ver cómo sometemos a nuestra voluntad a una compleja máquina.

No voy a soltarte una parrafada sobre sentimientos y emociones que sentimos cuando nos ponemos tras el volante porque de eso ya sabes de sobra, por eso, imagino que cada vez que lees una noticia relacionada con la conducción autónoma, no puedes evitar sentir un escalofrío en tu interior al imaginar un mundo en el que los coches conducen por ellos mismos.

¿Pero llegará ese día del juicio final? Lamentablemente, yo pienso que es inevitable. Verás, como he explicado antes, la historia de la humanidad está marcada por nuestros avances tecnológicos. Pero paradójicamente, mientras crecemos como seres tecnológicos nos volvemos más frágiles y dependientes de dicha tecnología, tanto que nos adormecemos emocional y cognitivamente. Y eso es lo que nos está ocurriendo cuando tenemos que conducir; que nos estamos adormeciendo y dejando que la tecnología vaya sustituyéndonos.

Porque todo invento o avance tecnológico siempre cumple con un mismo patrón que empieza con su creación y que continúa con la sucesiva introducción de mejoras para culminar en un hito común: que dicho invento acabe haciendo su función por nosotros.

Conduciendo un coche

Pero eso no ocurrirá de forma repentina, sino que será una llegada paulatina. Casi sin darte cuenta, llegará el día en el que un fabricante se anote el tanto de construir un coche en el que, cuando se te antoje, puedas elegir cuándo quieras que conduzca por ti. En principio, podrás elegir dicha opción siempre y cuando se cumplan unas determinadas circunstancias y en determinados lugares, pero poco a poco el sistema irá evolucionando hasta tal punto en el que ya puedas recorrer un determinado trayecto sin tener que conducir.

Poco a poco, el resto de fabricantes irán ofreciendo dicha posibilidad y no sólo eso, sino que también irán mejorándola. Así, la conducción autónoma se irá afianzando, y habrá un hecho que implicará su adopción definitiva: su constatación llevará implícita una considerable reducción de accidentes de tráfico. Y no me refiero a víctimas mortales, simplemente al número de accidentes, por insignificantes que estos sean.

Y esa será la principal baza para que la conducción autónoma generalizada sea una realidad, porque una vez más, habremos conseguido que la tecnología haga en nuestro lugar lo que nosotros hemos sido incapaces de hacer por nuestros propios medios como seres humanos.

Será la escusa perfecta, una escusa ni a la que yo me opongo, ya que siempre he soñado con unas carreteras en las que nadie se deja la vida en ellas. Pero tampoco puedo evitar estar triste. Triste porque llegado ese día, el automóvil habrá perdido su único sentido de quienes lo amamos.

Y aunque es cierto que su principal finalidad es la de trasladarnos, desde que nació, el automóvil llevó implícito una nueva forma de entender la vida que era inédita hasta entonces. Se convirtió en una filosofía, un estilo de vida, una pasión y un sentimiento que dentro de unos años sólo será un recuerdo. Así que mientras puedas, disfruta cada momento que pasas tras el volante.

Archivado en Coches autónomos, Coches del futuro, Conducción autónoma, Tecnología
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