En determinadas ocasiones, la compra de un vehículo va más allá de la elección de unas características que cada uno cree imprescindibles para su coche. Las ediciones limitadas, cuya principal premisa es la producción de un volumen único de unidades con una configuración escogida al detalle, son cada día una estrategia que está cogiendo fuerza entre los fabricantes para mejorar resultados.
Estas configuraciones, las cuales suelen incluir cambios estéticos y a nivel mecánico e interior, suelen ofrecerse en aquellos modelos que no tienen una gran acogida en el mercado, ya sea por el público objetivo al que va dirigido o bien, por el segmento que quiere cubrir. Uno de los principales motivos de la salida al mercado es, por tanto, atraer ventas y, por supuesto, mejorar datos de cara a resultados y ventas. Por todo ello, ¿Es la mejor idea hacerse con un coche edición limitada o uno convencional?
Ventajas e inconvenientes de una edición limitada
En primer lugar, suele haber un incremento del precio en las ediciones limitadas. Esto es así, según los fabricantes, por el uso de unos materiales diferenciadores y la exclusividad de ser una unidad de un máximo de vehículos similares. Suelen llevar consigo un uso de materiales que sustituyen a otros de la versión original u otros añadidos a los anteriores que aportan un mejor funcionamiento.
El color de la carrocería, la amortiguación o los frenos son algunos de las principales opciones que varían de una unidad convencional a una especial. A su vez, estas diferencias pueden verse reflejadas en el rendimiento del coche o que simplemente sean estéticas o de confort. El principal ejemplo que se puede encontrar como edición limitada es la utilizada por Mercedes-Benz al comienzo de la producción de un nuevo modelo de la filial AMG denominada Edition 1.
Por otro lado, hay que tener en cuenta el coste del seguro. Al utilizar materiales de una mayor calidad y con un menor número de stock, ante un golpe, las aseguradoras evitan pillarse los dedos y, por lo tanto, exigen unas pólizas más caras y con menos bonificaciones.
En cuánto al mantenimiento, las piezas extra y de mejor calidad hace que los recambios y las revisiones sean más caras. Por ello, son otros factores a tener en cuenta a la hora de comprar este tipo de vehículos.
En cuánto a la exclusividad todo depende del modelo que sea, del número de unidades que se fabriquen de esa serie limitada y del precio que se pague por cada una de ellas. A mayor precio, menor será el número de personas que estén dispuestas a adquirir el vehículo. A su vez, cuánto menor sea el número de unidades de la serie, mayor será el entusiasmo que el público muestre a la hora de comprarlo.
A largo plazo, la revalorización de un determinado modelo depende de multitud de variables. Fiabilidad, diseño, reconocimiento de marca, motorización y prestaciones son algunas de las pautas que provocan un mayor o menor incremento en el precio en el futuro coche clásico. Un ejemplo de ello es el Audi A1 quattro, del cuál se han fabricado 33 unidades. La saga quattro siempre ha demostrado su carácter de competición
Por ello, la compra de un vehículo pensando en una futura revalorización es cuestión de escepticismo y acierto. Eso sí, si se da con alguna joya que comience a cotizar altos precios, nunca se sabe cuál es el mejor momento para sacar a subasta o vender puesto que siempre se piensa que en el futuro puede reportar mayores beneficios.
Una cosa está clara, la compra de un vehículo serie limitada conlleva sus ventajas y desventajas. Si se cree que en el futuro se podrá vender por buenas sumas de dinero, conviene comprarlo y no subir demasiado el kilometraje. Si en cambio, se sabe que se va a hacer uso continuado del mismo, es posible que lo mejor es bajar las aspiraciones y hacerse con los servicios del modelo original, ya que conllevará un menor gasto de mantenimiento. Mientras tanto, puede hacerse una idea de los posibles diseños del futuro.