Dentro del escalón de las personas más ricas del mundo, el sector del automóvil podría considerarse como uno de las industrias favoritas a la hora de gastar abultadas cifras de dinero con tal de hacerse con algún modelo que sea edición limitada. A la vez que derrochan cantidades ingentes de dinero en joyas u otros enseres, lo cierto es que el lujo que desprende un coche de más de 150.000 euros les encanta.
Pero claro, ¿y si también disfrutan al circular a más de 200 km/h y las autobahn les pillan lejos de su lugar de residencia? Las marcas de los superdeportivos por excelencia saben de este problema y por ello, no sería la primera vez que fabrican un modelo exclusivamente para circuito, véase la división XX de Ferrari o el McLaren P1 GTR. Además de estas míticas marcas del mundo de la competición, hay otras como Pagani o Koenigsegg, con mucha menos antigüedad que buscan seguir la misma estrategia con el objetivo de captar clientes. A la espera de un posible futuro Huayra, de momento disponen de un Zonda vitaminado denominado Revolution y la verdad es que suena bestial.
Pagani Zonda Revolution, el sonido embriagador de un coche de carreras
De este Pagani Zonda Revolution podría decirse que no guarda grandes similitudes con el ‘convencional’. Poco más que los característicos faros delanteros como la silueta de la cabina, la cual es sello propio de la marca, y el peculiar sistema de escape con cuatro salidas que forma un cuadrado, podría hacernos pensar que es una unidad sacada de la factoría de Pagani. Todo lo demás, ha sido adaptado para mejorar las prestaciones una vez que se adentra en su territorio habitual, el circuito. Si ya has podido disfrutar del sonido que desprende espera a saber qué es lo que lo produce.
Lleva un motor firmado por el constructor AMG que desarrolla 800 CV de potencia sacados de un bloque V12 de 6 litros. Además, ofrece un par máximo de 750 Nm, lo cual le permite acelerar de 0 a 100 km/h en unos 2,5 segundos aproximadamente, superando en cifras a algunos de los mejores superdeportivos del momento. Con un peso de solo 1.070 kilogramos, está cerca de conseguir un peso-potencia al nivel del Koenigsegg One:1. Estas características le permiten conseguir una velocidad punta de 350 km/h, limitada electrónicamente, pudiendo alcanzar los 402 km/h.
Para conseguir un menor peso, que prácticamente todos los automóviles del segmento C que se venden actualmente, se ha cuidado hasta el más mínimo detalle. Así, el principal material usado en la carrocería no podía ser otro que la fibra de carbono, la cual no se ha disimulado por el color que presenta esta edición. En su interior, ya no queda nada de su elegante habitáculo, únicamente se han dejado los asientos y todo lo imprescindible para ‘volar’ sobre la pista de los circuitos.
En relación al coeficiente aerodinámico, se han sustituido algunas piezas que sí que trae el modelo original por otras para ‘pegar’ literalmente el coche al suelo. Además, la instalación de un enorme alerón trasero sirve para ayudar en la difícil tarea de mejorar la estabilidad cuando se circula a altas velocidades.
El coche es una obra maestra que añade ese plus de competición para crear uno de los modelos de circuitos con un mejor sonido. Tener bajo el capó un motor V12 ayuda y mucho además. Eso sí, si se quiere uno habrá que desembolsar los más de 2,2 millones de euros que vale, calderilla para lo que pueden llegar a tener las personalidades más ricas del mundo.