Nürburgring es ese circuito que muestra los dos lados del mundo de la competición con mayor detalle. Es uno de los trazados más completos, disponiendo de un total de poco más de 24 kilómetros para disfrutar de tramos de diferentes niveles de exigencia.
En los últimos años se ha convivido con la instauración de límites de velocidad en algunas partes del recorrido por haber fuertes indicios de peligrosidad. Aún así, vale trazar un poco pasado una curva, pisar una mancha de aceite o que ocurra cualquier otra circunstancia para acabar en la gravilla.
Ahora bien, ¿qué ocurre cuando se circula a más de 250 km/h en línea casi recta y el coche decide irse de atrás? Esto es lo que ha ocurrido recientemente en la pista alemana, pudiendo el conductor salir ileso pese a la velocidad a la que circulaba.
Qué significa contar con buenas manos en el trazado alemán
El protagonista de esta historia iba a los mandos de un Porsche GT4 Clubsport. Estaba preparado para su circulación en circuito (tal y como se puede observar en el habitáculo). En las imágenes no se puede observar con detenimiento pero la suciedad en el asfalto o pisar un poco más de la cuenta la chicane parecen haber sido los motivos del por qué acabó convirtiéndose esta vuelta en un susto.
El piloto parece soltar el acelerador antes de asomarse a la curva por lo que habría de descartarse el patinado del eje trasero. El primer arreón parece que se pudo controlar pero ya era demasiado tarde. Para entonces el piloto circulaba a nada más y nada menos que 258 km/h por lo que a la hora de contravolantear se multiplicó la fuerza para irse al lado contrario.
Aún así, es digno de admirar la entereza con la que no perdió la compostura y siguió intentando poner de nuevo en la trazada correcta el bólido. Sin embargo, una vez que entró en la hierba, aquello se hizo completamente inestable. De hecho, tan solo pudo reducir la velocidad al conseguir de nuevo volver a la pista, aunque fuese por unos pocos metros.
El desenlace, por fortuna, fue acabar en la gravilla, el mejor de los finales que podría tener el susto que se llevó el conductor del increíble Porsche Cayman GT4 Clubsport. Sin duda alguna, tuvo la suerte de su lado.