Rolls-Royce también está presente en Ginebra y han hecho unas declaraciones interesantes en cuanto al tema de coches eléctricos o híbridos. Ya en 2011 presentaron un prototipo eléctrico llamado 102EX, pero no pasó de concept car. Hoy el tema vuelve a salir, pero no se les ve interesados, ni tampoco creen que su clientela lo demande en exceso; más bien se preocupan por las leyes de emisiones.
De hecho, el jefe de la marca Torsten Müller-Otvos nos explica por qué el 102EX nunca acabó produciéndose:
Enseñamos este coche a cerca de 100 clientes a lo largo de todo el mundo, y la reacción que obtuvimos fue tanto positiva como negativa. Un Rolls-Royce no puede venir con ningún tipo de compromiso, y tanto los tiempos de carga como la autonomía no eran aceptables para nuestros clientes, pero con la tecnología híbrida eso deja de ser un problema.
Y es que el estar dentro del grupo BMW ha ayudado mucho a Rolls-Royce en sus desarollos, y les ha permitido trabajar en una tecnología híbrida plug-in, que saldrá pronto en el BMW X5 eDrive, y que montará un motor turbo de cuatro cilindros asociado a un motor eléctrico. Rolls Royce también tendrá acceso a esta tecnología, pero más tarde.
Ahora somos una compañía que se sustenta por si misma, pero este tipo de tecnología es tan cara de desarrollar que sin la ayuda de BMW, Rolls-Royce no podría haber sobrevivido.
Cuando le preguntaron acerca de la próxima generación del Phantom con un precio de unos 550.000 euros para reflejar el aumento de costes de este tipo de tecnología, esto es lo que dijo:
No es una cuestión de no poder permitirse un Rolls-Royce, pero nuestros clientes son gente de negocios inteligente, y quieren saber lo que están consiguiendo con el dinero que gastan. Por esta razón, creo que con el próximo coche estaremos en la misma posición de mercado, en la cual hemos triunfado desde hace tiempo.