Todos estamos ya acostumbrados a nuestro nombre; nuestros padres lo eligieron por nosotros, y en la mayoría de las ocasiones lo tenemos en recordatorio de algún antepasado querido, porque es un nombre tradicional en la familia, porque a tus padres les gusta, o simplemente porque está de moda. Sea como sea, todos los nombres poseen un significado con el que podemos sentirnos indentificados, o no.
Pues con los coches ocurre lo mismo. En todo proceso de fabricación de un modelo, el nombre definitivo que éste tendrá no es algo que se tome a la ligera; normalmente se presentan decenas de alternativas, y la elegida es fruto de muchas horas de reunión, debate y consenso. El nombre tiene que saber transmitir lo que el coche significa para la marca y lo que puede significar para su comprador.
Un buen ejemplo es el SEAT Ibiza. Cuando el compacto de SEAT salió a la luz en los años 80, y dentro de la estrategia de la compañía de ligar cada modelo a una ciudad española, había que buscar una ciudad que encajara con el público joven, de imagen desenfadada y lleno de ese espíritu vividor típico del Mediterráneo.
Al menos, así nos lo ha dado a entender Vicenza Magliocco, responsable de Product Marketing del SEAT Ibiza:
Con el Ibiza, la compañía española empezó a trazar un nuevo camino de independencia e internacionalización y la isla de Ibiza, icono de turismo internacional de tendencia, representaba la opción que más ligaba con el posicionamiento que se le quería dar al nuevo modelo. Además, el nombre de un coche es crucial, por lo que debe ser sencillo de recordar y mirar que encaja en todos los idiomas.
En la misma línea, podemos posicionar las declaraciones realizadas por el director del ESAD Brand Institut, Oriol Iglesias, que defiende que el nombre de Ibiza cumple con los tres requisitos que tiene que tener un nombre para un producto:
Refleja unos valores que definen la identidad de la marca, es fácil de pronunciar y recordar, y funciona en diferentes contextos internacionales.
Y por último, tenemos las declaraciones realizadas por la alcaldesa de Ibiza, Virginia Marí:
SEAT ha hecho un buen uso de la marca Ibiza, y ha ayudado a que el nombre trascienda fronteras. Los valores de la imagen de marca del SEAT Ibiza recogen ese carácter dinámico y con espíritu joven de la isla. Tras cuatro generaciones, el coche sigue representando esos valores de juventud y frescura y, además, sigue conservando la esencia de nuestro país.
Como vemos, el SEAT Ibiza es un modelo cuyo nombre ha sabido encajar con la filosofía que se le ha dado a la perfección. A lo largo de sus 30 años de vida, con cuatro generaciones del modelo, una quinta que ya está en fase de desarrollo, y cerca de 5 millones de unidades vendidas, no parece que el cambio de nomenclatura sea algo que en SEAT estén planteando para su popular compacto.
Y esto no lo digo sólo yo, sino también Vicenza Magliocco, el cual nos ha dejado entrever que aunque el posicionamiento inicial del coche ha ido evolucionando adquiriendo más madurez e imagen de tecnología y calidad, el espíritu con el que se nombró el primer Ibiza en 1984 seguirá vivo y se añadirán otros nuevos valores y tendencias de futuro para que siga siendo un éxito.