Una de las dudas que todos hemos tenido al comprar un coche se refiere a los consumos. El catálogo de cada modelo presenta unas cifras que son imposibles de alcanzar en una conducción real. De hecho, el otro día en Freno Motor nos hacíamos eco de una auditoría estadounidense que había descubierto que Ford no ofrecía los datos reales de consumo de sus vehículos.
El Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial
Como el impuesto de matriculación que se paga al comprar el vehículo depende de las emisiones de CO2, es de vital importancia que en España estas pruebas de homologación se efectúen de un modo correcto. Por lo tanto, es el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) –un organismo dependiente del Ministerio de Defensa– el responsable de realizar las pruebas de homologación adecuándolas a la normativa europea.
Aunque algún lector pueda imaginarse a un militar dando vueltas por un aeródromo con todos los modelos que salen al mercado, la realidad es más gris: las pruebas se hacen en un laboratorio dotado de un banco de pruebas con rodillos. Aquí es donde nos encontramos la primera diferencia con la conducción real. Mientras que nosotros conducimos al aire libre, con la consiguiente oposición a nuestro avance que ofrece el viento y la fricción del asfalto sobre los neumáticos, la prueba se hace en unas condiciones de ensayo que tratan con poco éxito de reproducir esa realidad.
Es probable que algunos conductores piensen que les están engañando, pero realmente no es así. La prueba que el INTA tiene que realizar en su laboratorio se fundamenta en el estándar europeo denominado NEDC. Esta forma de proceder ha sido criticada por su alejamiento de la realidad, ya que fue diseñada en una época en la que los vehículos no eran tan potentes ni pesados como los de ahora.
El inicio de la prueba
El primer requisito, previo al inicio del test, es que el vehículo a homologar tenga más de 3.000 kilómetros y menos de 15.000. Debe permanecer con el motor parado durante un tiempo determinado, en una zona con temperatura constante para que no se superen los 30º antes del inicio. Asimismo, elementos como la radio, el climatizador o los faros deben permanecer desconectados durante todo la prueba.
En el interior del coche solo podrá permanecer una persona que será la encargada de accionar los mandos y de colocar el automóvil sobre los rodillos. Se comienza la prueba con un arranque en frío para emular las condiciones de una conducción urbana. Se mantiene el motor al ralentí por espacio de 40 segundos, para después meter primera y alcanzar los 15 kilómetros hora. Se supone que en ese momento habría que detenerse en un semáforo, por lo que se levanta el pie del pedal y se vuelve a poner el motor al ralentí durante 50 segundos más.
Una vez que el supuesto semáforo se ha puesto en verde, se reanuda la marcha sobre los rodillos alcanzando los 35 kilómetros por hora en segunda. Se realiza una nueva parada y se vuelve a arrancar llegando hasta los 50 kilómetros por hora en tercera. Cuando se llega a la velocidad límite en ciudad de 50 por hora, se reduce hasta segunda y se vuelve a los 37 kilómetros hora. El cronómetro es muy importante, porque será el que indicará cuando se debe parar: transcurridos 3 minutos y 15 segundos hay que apagar el motor, para luego volver a arrancarlo y repetir el mismo ciclo por tres veces más.
La simulación interurbana
Una vez que se ha concluido la simulación urbana, se pasa a imitar las particularidades de una conducción interurbana. Se trata de llegar hasta la quinta velocidad a 70 kilómetros por hora, y mantenerse a esa velocidad durante un minuto. Tras eso, hay que reducir a cuarta y ponerse a 50 kilómetros por hora durante otro minuto; para acelerar con posterioridad hasta 70 kilómetros por hora durante otro minuto en quinta. Y ese será el momento indicado para pisar con algo más de fuerza el pedal del gas: se acelera hasta 100 y 120 kilómetros por hora, con el límite de tiempo de 6 minutos y 40 segundos, que será cuando se detenga de nuevo el motor. Cuando se ha finalizado la prueba, se comprueba la cantidad total de combustible consumida y se emiten los datos correspondientes.
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Tras conocer en detalle el método legal empleado para realizar estas pruebas de homologación, ¿entiendes ahora por qué nunca consigues igualar los consumos de tu coche con los homologados legalmente? Sin embargo, centrándote únicamente en los datos interurbanos, es posible que puedas aproximarte bastante a las cifras declaradas por los fabricantes si conduces con suavidad y circulas entre 100 y 120 kilómetros hora.
Son un fraude. Los carrosvnunca dan el rendimiento en el gastobde combustible mientras que las motos normalmente si.
Yo no lo llamaría exactamente un fraude, Jhon. El problema es que las leyes son más lentas que los avances tecnológicos. Lo que servía hace 30 años, ahora está completamente superado.
Desde mi punto de vista, son un timo. Nunca nadie será capaz de igualar los datos del fabricante. Yo he logrado buenas cifras con coches como el Volkswagen Golf 1.4 TSi de 122 caballos, pero nunca he sido capaz de bajarlo de 6,9 litros según el ordenador, es decir, que estará en los 7,1 litros mínimo de media.
Por otro lado, aunque se pudieran reproducir esos datos en la calle, muy pocas personas están capacitadas para conducir de una manera eficiente. Solo tienes que sentarte en una calle transitada en tu zona de residencia y escuchar el sonido de los motores.
Ahí le has dado Javier. Aunque parezca una tontería, las marcas deberían decir a los consumidores que esas cifras ni de coña se consiguen apurando las frenadas ni saliendo de un semáforo como si fueran Fernando Alonso. Yo creo que si en vez de un indicador de la cantidad de gasolina los coches tuvieran uno del dinero que se gasta la gente levantaría el pié del acelerador, jejeje.
Yo estuve conduciendo durante un tiempo un BMW 330i del año de la polca que me habían prestado. Y tenía una cosa que ayudaba bastante a moderarse con el pedal: se trataba de una aguja que te indicaba el consumo instantáneo (junto al velocímetro). Cuando veías que casi todo el rato, sobre todo en marchas cortas, la aguja se iba a los 20 litros, se te quitaban las ganas de hacer el tonto.
[…] En los días que corren, el interés por conservar en medio ambiente y afectar negativamente lo más mínimo es medida obligada. Fábricas con energía renovable, motores eléctricos e híbridos y mecánicas convencionales con un consumo mínimo homologado muy bajo son norma actual en el mercado, aunque en este último caso os recomiendo que leáis el reportaje de mi compañero Ricardo sobre el tema de si son reales las cifras de consumo de los fabricantes. […]
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[…] lo que este nuevo motor se convierte en el mas potente de la gama. Registra un interesantísimos datos de consumo de sólo 5,6 litros cada 100 kilómetros, gracias, entre otras cosas, a la incorporación de un […]
[…] y peso se bebería el depósito bastante más rápido que este modelo. Ya sabemos como son los fabricantes con los consumos homologados, un poco ‘tramposillos’, por así […]